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Olimpiónicos. Héctor Reyes

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18, marzo 2015 - 12:00

18 marzo 2015. Héctor Reyes

EL deportista extremo Abraham Levy el sábado arribó a Cancún después de una travesía que comenzó en el Puerto de Palos, en España, como lo hiciera Cristóbal Colón en su odisea por llegar a las Indias hace 523 años, sobre una embarcación a la que llamó “Cascarita”, una obra de ingeniería naval inspirada en una combinación de canoa canadiense y submarino que le permitió cruzar el océano Atlántico a remo y en solitario.
Gracias a la experiencia adquirida durante su periplo por las costas de México, Abraham se propuso una travesía que pocas personas en el mundo tendrían el valor de plantearse siquiera ante la inmensidad que representa abrir un espacio personalísimo con la “Madre Naturaleza”, con el objetivo intrínseco de recaudar fondos para salvar un arrecife  Mesoamericano de la depredación humana y la satisfacción deportiva de haber llegado a la meta.
En las Islas Canarias, escala inevitable para tomar la corriente que se dirige al continente americano,  sorteó la navegación marítima de enormes buques, una acercamiento exhaustivo y fallas en los instrumentos de supervivencia que pudo resolver en tierra, como fue arreglar la estufa de gas, la desalinizadora y el abastecimiento de agua potable y víveres, así como recuperar fuerzas, en la aproximación que hizo a fuerza de remar en esa primera mitad que recuerda como la más complicada de su travesía.
Desde el pasado 21 de octubre 2014 hasta el 16 de marzo del 2015, es decir, después de cinco meses terminó la aventura transoceánica, segundo deportista en lograrlo, ya antes lo hizo un guatemalteco, en un gesto de arrojo como lo hicieran navegantes españoles y portugueses; más atrás en el tiempo los vikingos en el norte. Del otro lado del mundo, en el océano Pacífico, la comunicación que se dio entre pobladores originarios de Sudamérica y la Polinesia, ruta comprobada en 1947 por una expedición noruega encabezada por Thor Heyerdahl sobre una nave que llamó “Kon Tiki”, dios solar de los Incas.
Abraham Levy a lo largo del recorrido mantuvo comunicación con su mamá Paulina Valdez Villarreal y su hermana Tamara Levy, quienes lo apoyaron en todo momento a través del sistema de comunicación satelital cargado con celdas solares y dos hechos lo conmovieron a su llegada a Cancún, el recibimiento de un grupo de chicas en tabla vela que lo acompañaron en parte de su recorrido y  después 19 canoas largas de origen maya con 361 personas lo animaron a terminar su recorrido como “emisario” de Kukulkan.
Mañana, en el Parque España, de la colonia Condesa, Abraham ofrecerá una conferencia de prensa, la gente podrá conocer su embarcación, después de hacer una segunda travesía por carretera de Cancún a la ciudad de México.
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