EL Azteca volvió a pesar y el América se proclamó campeón. Título merecido para un equipo que supo hacer a un lado sus problemas para ir en busca de un objetivo que tenía muy claro desde la llegada de Antonio Mohamed. El compromiso nunca se perdió, a pesar de que la salida del “Turco” era un hecho y ya ni hablar de la sanción a Paúl Aguilar, quien seguramente debe estar arrepentido de sus actitudes. Se perdió un momento único e inolvidable: el título número 12 de la historia para el América, que así se convierte en el equipo más exitoso de la era profesional del futbol mexicano. Las últimas temporadas han sido muy buenas para los azulcremas, que acertaron con la llegada de Miguel Herrera, después con la elección de Antonio Mohamed, aunque en un principio hubo quien dudó o criticó el arribo del “Piojo” y después del “Turco”. Ahora es turno para Gustavo Matosas, quien llega con gran cartel, pues hizo maravillas con el León, al que convirtió en bicampeón. De entrada, la fórmula parece perfecta para que las Águilas sigan volando alto. Estaba claro que el 1-0 no era suficiente para los Tigres, si entendemos que el América es un equipo con mucho empuje en su estadio y que sería un error defender esa mínima ventaja. Si Damián desbordó a Ventura Alvarado en el primer partido, Michael Arroyo hizo lo propio aquí para abrir el marcador y empatar el global. En ese momento, Tigres se hizo chiquito. Se lo comió el rival y también ese monstruo llamado estadio Azteca. Ya ni hablar del gol de Pablo Aguilar, que prácticamente sentenció el partido. Apareció la frustración y la impotencia de los jugadores felinos. Perdieron la cabeza y también la gran final. Pareciera que Paúl Delgadillo fue un villano, pero no. El visitante se equivocó rotundamente. Incluso le perdonó la roja al “Tito” Villa. Burbano fue bien expulsado, Damián enloqueció y la salida de Nahuel fue brutal. Curioso, el equipo del “Tuca” sólo sufrió un par de expulsiones en toda la temporada y en un partido le echaron a tres. La final estaba definida. Todavía hubo un gol más de Oribe Peralta, sólo para asegurar esa decimasegunda estrella, tal vez la más brillante de todas por el lugar que ocupa, por encima de los títulos conseguidos por el famoso Rebaño Sagrado. ¿Qué dirán los del campeonísimo? Ellos hicieron mucho en su momento, forjaron la historia de un club que durante los torneos largos con Liguilla, sólo ganaron un campeonato y después conquistaron dos en los actuales torneos cortos. Por si fuera poco, el equipo está luchando por no descender, mientras que el América no deja de reforzarse para seguir cosechando éxitos. Felicidades al campeón, a los jugadores, a su técnico, a su directiva, pero sobre todo a su gran afición que hoy disfruta esta corona, tras haber hecho un gran torneo en el que fue superlíder para después despachar a los Pumas, al Monterrey y a los Tigres. Tenemos campeón, un gran campeón.