París.- Durante años, el esgrimista Gibrán Zea imaginó el día en el que por fin pudiera cumplir el sueño olímpico. La atmósfera, el momento, la adrenalina. Todo eso pudo sentir el mexicano en apenas unas horas durante la jornada de este sábado en los Juegos Olímpicos de París 2024, cuando finalmente pudo hacer realidad su sueño.

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Una victoria por la mañana ante el iraní Mohammad Fotouhi alimentó el sueño, y una derrota por la tarde ante el georgiano Sandro Bazadze en la ronda de los 16 se encargó de ponerle final. El torbellino de emociones generó que el esgrimista terminara su participación sumamente conmovido. Zea no pudo aguantar las lágrimas al momento de abrazarse con Marijose Alcalá, presidenta del COM, y con su entrenador, el italiano Alberto Coltorti.

¿Qué dijo Gibrán Zea tras su eliminación en París 2024 en esgrima?

El deporte, sin embargo, se conforma de este tipo de momentos. La sensación de la derrota acentúa el carácter de los atletas. Zea, por ejemplo, ratifica el esfuerzo que ha hecho desde que empezó en el esgrima, y tuvo que salir de su casa desde muy joven para ir a entrenar a Alemania y luego a Italia.
“Vale cada segundo, cada encuentro, cada batalla, cada lesión, vale la pena ahora sí que batallar hasta acá, no porque no se logre significa que no valga la pena, igual llegar hasta donde uno llegue, hasta donde uno pueda, vale la pena pelear por aquello. Uno pelea y da lo máximo y eso es lo que en realidad vale la pena”, dijo, en entrevista con ESTO.

El esgrimista poblano mostró el buen momento que vive tras ganar el combate en la primera ronda, sin embargo, una inoportuna lesión complicó su paso por los Juegos Olímpicos de París. El mexicano mostró su fortaleza en el Grand Palais, un escenario cautivador, pero fue notorio que no se sintió cómodo en cuanto a lo físico. Gibrán se tocaba la mano izquierda después de cada punto y aunque no se veía, porque su gesto estaba tapado con su careta tricolor, era obvio que le dolía. Al final, el resultado fue un contundente 15-6 a favor del georgiano.

“Después del primer combate te vas todavía más motivado, más emocionado. Ahora si que lamentablemente tuve esa pequeña lesión que, hasta en el calentamiento no me dejaba moverme, no esperaba que fuera tan grave, pero al parecer sí, ahorita quiero ver cómo está la situación pero me gano la adrenalina, la emoción, supe al menos desahogarme de todo lo que llevaba trabajando y cómo hubiera gustado todavía más, pero a pesar de esto disfruté cada segundo”, dijo.

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El atleta de 27 años ve París 2024 como un proceso. Para llegar hasta aquí tuvo que realizar incontables sacrificios deportivos, pero también económicos, algo que refleja el valor de su resiliencia.
“Como cualquier otro atleta creo que deseamos una presea pero sí, efectivamente ahorita es muy emotivo el culminar todo este proceso, seis años y llegar hasta aquí, pero al mismo tiempo es una motivación para continuar y llegar para las próximas olimpiadas más preparado y más maduro”, cerró.

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