El Liverpool y el Chelsea han sorprendido por la mala temporada que viven, es por ello que salieron a su enfrentamiento con el cuchillo entre los dientes, un partido al límite en el que se terminó por firmar un empate sin goles que no sirvió para ninguno de cara a sus aspiraciones para ascender en la tabla general.

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Ambas escuadras llegaron al partido urgidos de puntos, pero también de volver a jugar bien al futbol, de tener claridad de cara al arco y sobre todo, de sentirse efectivos en el terreno de juego.

El duelo se vivió con muchas imprecisiones, pero también con cierto nervio, ese que llega a la cancha cuando dos equipos grandes no son capaces de tener una temporada importante, ese fue el caso de este juego.

Muy temprano en el partido apareció Kai Havertz, el hombre de los goles importantes, pero el VAR le quitó el festejo por fuera de juego. Benoit Badiashile también tuvo su aproximación y se quedó a nada de batir nuevamente a Alisson, pero el brasileño le sacó un remate de cabeza prácticamente en la línea.

El Liverpool se recuperó hacia la recta final del primer tiempo, es ahí donde se motivaron y regresaron al campo para encerrar a los Blues en propia cancha.

La presión de los pupilos de Klopp fue tanta que Graham Potter recurrió a su nueva joya para tratar de destrabar el partido: Myjailo Mudryk. El ucraniano no necesitó demasiado tiempo para demostrar el porqué es una de las grandes promesas.

Con Darwin Núñez en el campo para contrarrestar las ganas del rival, Liverpool y Chelsea anunciaron más peligro, pero no encontraron el gol.

Con información de EFE

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