Arriba del estrado del Théâtre du Châtelet de París, apenas segundos después de recibir un segundo balón de oro consecutivo que no sólo la acredita como la mejor futbolista del año, sino de la época, Alexia Putellas tomó el micrófono y dijo lo siguiente: “Después de recibir el primero, este año me propuse yo misma intentar mejor este año para ponerlo al servicio del equipo y verlo recompensado de esta manera me enorgullece”. En sus palabras está la clave de su éxito, como la futbolista que llegó a lo más alto y aún así siempre quiso más.

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No han sido meses sencillos para Putellas. En julio pasado, mientras entrenaba de cara a la Eurocopa con España, una lesión en la rodilla la dejó fuera de actividad por un periodo prolongado. La Roja debía buscarse la vida en Inglaterra sin su máxima referente, pero el futbol también es eso.

La lesión en la parte final de la campaña no empañó lo hecho en el año futbolístico, donde una vez se confirmó como la futbolista más influyente del Barcelona, equipo que dominó su liga con el cien por ciento de efectividad; es decir, ganó los 30 partidos partidos disputados para sumar un total de 90 puntos. De los 159 goles anotados por el equipo, Alexia marcó 18, aunque acaso su peso en el juego es el mayor de los legados.

Alexia y el cuadro culé estuvieron cerca de ganar el triplete, tras conquistar también la Copa de la Reina, pero cayeron en la final de la Champions League ante el Olympique Lyon. Más allá de colectivamente no consiguieron el resultado anhelado, la futbolista firmó su mejor campaña, al marcar 11 goles en la competición continental; es decir, la promesa que se hizo cuando fue galardonada como la mejor del mundo de mejorar se cumplió.

Lejos de los reflectores que retratan a la mejor futbolista en la historia del futbol español, Alexia sigue siendo la misma que solía jugar en la plaza del Ayuntamiento de Mollet, una pequeña comunidad catalana que vio sus primeros pasos en el deporte de su vida.

La jugadora aprovecha su condición para crear conciencia de todo aquello que debe cambiar en el mundo para que llegue el día en el que las mujeres futbolistas dejen de verse como un ejemplo, para ser parte de la cotidianidad. Lo cierto es que su figura se ha vuelto conocida, como una guía para todos aquellos que buscan cumplir un sueño.

“Me alegro que ellas sí que tengan la oportunidad de elegir a su referente porque lo puede haber masculino y lo puede haber femenino, igual que los niños pueden elegir tanto a referentes niños como niñas. Eso es lo mejor. Darle esa naturalidad. Al final, ése es el objetivo, que todo esto se dé de manera natural y que no sea noticia. Que estas preguntas se den ahora pero no dentro de un tiempo porque querrá decir que no es noticia”, dijo Alexia en una entrevista para ESPN.

Aquella futbolista que asistía los veranos a las clínicas de futbol de Xavi Hernández, su ídolo, y que después debutó en Espanyol de Barcelona y pasó el Levante para finalmente llegar al Barcelona, el equipo de su vida, ha escrito otra parte de su historia, deseosa por volver a las canchas a demostrar que sigue siendo la mejor.

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