ESTO
17, marzo 2015 - 9:44
LA noticia olímpica de este lunes tenía que haber sido la relación (que no es poca) del complicado ambiente social que se vive en Brasil con los Juegos que arrancan en menos de año y medio.
Fue un domingo en el que cerca de dos millones de personas salieron a las calles a exigir la dimisión de la presidenta Dilma Rousseff, a causa del escándalo de corrupción de Petrobras que genera indignación en el coloso sudamericano. Entre esas multitudes estuvo un ídolo deportivo que durante meses lució cual socio de Dilma en los preparativos para el pasado Mundial: el ex goleador Ronaldo emergió con un letrero que señalaba que él no votó por la actual mandataria, sino por su opositor, Aecio Neves.
Sin embargo, como decía, la nota olímpica no abre la semana en la preocupación respecto a si ese clima (similar al de la Copa Confederaciones 2013) se mantiene o eleva, sobre una posible (pero muy poco factible) renuncia de Dilma, sobre los gastos olímpicos que pueden verse reducidos ante la protesta nacional por el despilfarro y robo de millones mediante Petrobras, sino con un nuevo problema: que Sao Paulo pintaba para ser el eje rector del torneo olímpico de futbol y está en incógnita.
Hubo una reunión en la que dirigentes del COI recordaron a las autoridades paulistas que deben efectuar un gasto de unos 40 millones de dólares para las estructuras temporales del estadio Arena Corinthians. No obstante, nadie quiere poner ese dinero y en ese estira y afloja puede quedar marginado Sao Paulo de los próximos Olímpicos, más allá de que este lunes haya sido mencionado como sede (las restantes son, como ya se daba por hecho, Brasilia, Salvador, Belo Horizonte, Río y la muy lejana Manaos en pleno Amazonas).
Eso se añade a otro dato relevante: que el recién estrenado escenario del Palmeiras, entusiasmadísimo por formar parte de Río 2016 luego de su marginación de Brasil 2014, no cumple con los requisitos demandados por la FIFA, que es quien opera el certamen futbolero (y no el COI). Según trascendió, ya ni siquiera está en tiempo de efectuar las adecuaciones pertinentes. Tanto el inmueble del Palmeiras como el Morumbí están oficialmente desterrados de Río 2016.
De tal forma que de tres estadios que Sao Paulo pretendía meter a los Olímpicos futboleros, hoy sólo queda una opción, la cual está en duda. Todo lo anterior, en medio del Brasil más convulso desde al menos junio de 2013.
La Arena Corinthians o el gobierno de Sao Paulo terminarán poniendo el dinero. Porto Alegre tuvo una batalla parecida previa a Brasil 2014 y la terminó perdiendo ante FIFA.
Twitter/albertolati
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