Que la rivalidad quede sólo en la cancha.

Ése fue el mensaje de las decenas de miles de aficionados que acudieron a la Final entre Cruz Azul y América.

Por mucho que algunos se empeñen en parecerse a las barras de Sudamérica, hay muchos otros que prefieren mantener la paz y presenciar el partido sin violencia.

En las inmediaciones del estadio Azteca se vieron muchas familias y grupos de amigos que vestían camisetas de ambos equipos, pero que demostraron que pueden convivir sin peleas.

Y es que la violencia generada en las últimas semanas en el balompié mundial ha generado la preocupación de aquellos que todavía quieren llevar a sus hijos a ver un juego de futbol.

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Aquella imagen de una madre poniendo cohetones a su pequeña hija previo a la Final de la Copa Libertadores, que finalmente fue aplazada por no garantizar la seguridad de los asistentes, dio la vuelta al mundo y en México no quieren repetirla.

Por eso, los asistentes al Clásico Joven acudieron con tranquilidad. Saben que es una Final, sí, pero simplemente se trata de un partido de futbol y cuidaron no rebasar esas proporciones.

Eso sí, las apuestas no faltaron. Unos probaron con dinero, otros con la cabellera o incluso con tatuajes. Todo se vale en una final, en la que cementeros y azulcremas se ven las caras.

Ésta tampoco es una revancha para los aficionados por aquella final del Clausura del 2013 que se llevaron las Águilas. Ésta es una historia distinta y el final también puede serlo.