El guanajuatense Francisco Martínez se anotó el triunfo grande en lo que fue su segunda comparecencia, luego de salir en silencio la vez pasada de la Plaza México; en esta ocasión cortó una oreja a cada uno de sus novillos, para salir a hombros.

Labor completa, de capa, banderillas y muleta en su primer astado, entrega y disposición; despachó de estocada fulminante. Merecida oreja. Ante su segundo se lució con la capa y emocionó con bendetillas al invitar a Ricardo. Estuvo dispuesto con la muleta, dejó otra estocada, casi entera, pero redondeó su tarde para cortar una oreja más.

Por su parte, Ricardo de Santiago le puso empeño con la capa y brilló con los palos; faena de valor ante un novillo que sabía lo que dejaba atrás y no se salvó de tremendo arropón. Pinchazo, estocada y al tercio. Le regresó el gesto a Martínez en el segundo, invitándolo a poner los palos; poca fortuna en su labor de muleta al contar con un astado descastado al que despachó de espadazo. Juan Pedro Llaguno, su primero devuelto al despitorrarse; salió un reserva de San Constantino, complicado, al que el torero le plantó cara firmemente. Pésimo con espada y descabello, un aviso. Cerro plaza un astado rajado y descastado, infumable. Le puso esfuerzo el torero sin encontrar respuesta. Abrevió.

Ganado de Monte Caldera, se dejó el primero, con peligro el segundo, -San Constantino, malo-. Cuarto de arrastre lento, quinto descastado.

En teoría debería quedar así el cartel de triunfadores: con una tarde José María Hermosillo, una oreja; cos dos tardes Martínez, dos orejas; y con una tarde Sebastián Ibelles, una oreja.