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22, mayo 2016 - 22:36

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POR OMAR PÉREZ DÍAZ/ SOL DE HIDALGO/@OMARPDIAZ

PACHUCA.- Pachuca será el rival de Monterrey en la gran final del Torneo Clausura 2016.

Contra las cuerdas pero los Tuzos pudieron resolver la semifinal contra el León, esta noche, venciendo 2-1 (3-2 en el global), un tenso partido de vuelta.

El estadio Hidalgo ha sufrido hasta el último latido de la serie, porque si bien abrió los cartones con un autogol de Diego Novaretti, en el segundo tiempo dejó crecer a La Fiera.

Elías Hernández emparejó los cartones con un golazo, llevando la serie al extremo.

Y si cayó el tercero blanquiazul, obra de Hirving Lozano, fue porque los esmeraldas se fueron con todo adelante, a morirse en la raya por un gol.

Aguantó el conjunto de Diego Alonso, con la guardia arriba para firmar la final lógica: el uno contra el dos de la tabla general.

Si no brindó su mero futbol, queda en segundo término. En la liguilla hay que ganar como sea, dicen.

 

REGULAR ARRANQUE

Tuvo el partido su buena dosis de emociones desde el arranque.

Pachuca comenzó más prendido, dispuesto, y con es propuesta de poner a Pizarro desde el inicio se abalanzó sobre su rival apenas rodó el balón.

Destroncado por la velocidad de Lozano y Urretaviscaya, el León recibió metralla sobre sus dominios, quizá la más clara en una fantástica triangulación de Lozano, Pizarro y Gutiérrez que Yarbrough alcanzó a sacar con el pie izquierdo.

En esa inercia de atacar tan pronto tenían el balón, el “Rayo” Urretaviscaya se fue como un kamikaze sobre el área felina, provocando el autogol de Diego Novaretti.

Fueron veinte minutos de control local que el León no atinó a sacudirse hasta que se vio abajo en el marcador.

Quieta la adrenalina, los Tuzos fueron permitiéndose concesiones, regalando un balón aquí y otro por allá, dejando que La Fiera fuera sacando las uñas gracias al sentido de Boselli, a la zurda de Montes y a los avances de Elías.

León no es una perita en dulce. Como no queriendo, fue generando sus opciones.

Velarde tuvo una clarísima que mandó desviada, a pesar de estar en el área; Novaretti también tuvo otra y mandó su cabezazo por encima del larguero.

La más cerca del gol fue otro remate de Burdisso que iba para adentro pero un espectacular manotazo del “Conejo” Pérez evitó el tanto.

Teníamos semifinal a esas alturas. Ya unos esmeraldas tirando zarpazos y un Pachuca tratando de ser más astuto, esperando un contragolpe.

 

CONTRA LAS CUERDAS

Pachuca tiene el suyo: la vanidad. Por momentos son tan buenos sus integrantes que caen en la tentación de resolver el partido por su propia cuenta, dejando de triangular y juntarse.

El segundo tiempo encontró a los Tuzos con esa característica de sentir que ya estaba todo resuelto.

Luis Fernando Tena hizo lo propio. Quitó al “Gallito” Vázquez y metió a Germán Cano para acompañar a Boselli.

Confiado en su fuerza defensiva y su letal contragolpe, el cuadro hidalguense no anticipó el despertar de La Fiera.

Fue hasta que Elías Hernández hizo un golazo, al minuto 59, que se dio cuenta del riesgo que corría.

Entonces sí, Diego Alonso arengó a sus muchachos y a la gente, tratando de sacar al Pachuca de su letargo. Con un pequeño problema: el León ya había olido su sangre.

Boselli llegó a plantarse frente al “Conejo” pero cuando iba a fusilar la pierna de Murillo lo evitó. Era penal pero el árbitro central, Isaac Rojas, estaba mal ubicado y no lo vio.

Llevados por la tensión de matar o morir, Tena apostó su resto: Maxi Moralez y Nacho González por un lesionado Novarreti.

Pachuca optó por reforzarse atrás con Guzmán y Mosquera.

El desenlace fue dramático, con dos equipos revolviéndose en un duelo al que sólo uno sobreviviría.

Lo hizo Pachuca con lo mejor que tiene: su defensa. Con la guardia y un gol de Hirving Lozano, ya en la afonía, soportó la fiereza con la que cayó su hermano, el León.