DEPORTENOMICS

FIFA

Necesitada  de credibilidad, la FIFA afronta una completa reestructuración con la que pretende alejar el estigma de la corrupción, y será el principal reto de Gianni Infantino.

La FIFA tiene tal importancia, que se le compara en poder a alguna multinacional. Uno de los momentos más esperados y señalados en las memorias de los congresos de la FIFA, es el anuncio de las reservas monetarias que acumula.

La última vez que se anunciaron reflejaban la nada despreciable cifra de 1 millón 550 mil dólares.  Esta impresionante cantidad de dinero que supone un Mundial también dejó en sus arcas 1 millón 600 mil dólares por derechos de comercialización.

Otra fuente de ingresos considerable de la copiosa ramificación que genera organizar una Copa del Mundo son los derechos de servicios de hospitalidad corporativa, que se elevan hasta los 185 millones de dólares.

Pero cómo surge este imperio económico. La Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) nació en París el 21 de mayo de 1904. En su congreso fundacional participaron representantes de siete países: España, Francia, Bélgica, Holanda, Suiza, Dinamarca y Suecia.

El congreso respondía a la antigua aspiración de crear un organismo supranacional que regulase las competiciones en los países miembros y el reglamento del juego.

Carl Anton Wilhelm Hirschman, secretario de la Asociación Holandesa, ya había propuesto a la Football Association inglesa, fundada en 1863, que se debatiera la cuestión, pero el largo silencio de las Federaciones de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda, impulsó la convocatoria del congreso que habría de celebrarse en la capital gala.

La reunión se terminó de gestar en un amistoso disputado por las Selecciones de Francia y Bélgica el 1 de mayo de 1904. La Federación inglesa, presidida por Lord Kinnaird, no asistió, pero confirmó su adhesión a la FIFA el 14 de abril de 1905.

La llegada a la FIFA de Federaciones no europeas –Sudáfrica en 1909, Argentina y Chile en 1912, Estados Unidos en 1913- dio un nuevo impulso a la idea de un campeonato independiente de los Juegos Olímpicos.

El estallido de la Primera Guerra Mundial obligó a posponer la idea todavía algunos años más. El fallecimiento de Woolfall, en 1918, hizo peligrar la continuidad de la institución. Hirschman se encargó de mantener viva a la FIFA en tanto no se elegía un nuevo presidente. Jules Rimet fue nombrado oficialmente presidente el 1 de marzo de 1921, no sin cierta dificultad.

Las reticencias surgidas en el seno de la FIFA por el posicionamiento de los países miembros en la Primera Gran Guerra obligaron a convocar dos congresos antes de aceptar al nuevo presidente y restablecer la normalidad.

Según fue cobrando importancia, dejó de verse al futbol como un espectáculo añadido a la celebración de los Juegos Olímpicos.

En París 1924, 60 mil personas presenciaron la final entre Uruguay y Suiza. El deporte estaba ya demasiado profesionalizado como para tener cabida en los Juegos.  El diplomático Enrique Buero se encargó de convencer a Rimet de la idoneidad de celebrar el primer Campeonato Mundial de la FIFA en Uruguay.

Uruguay pretendía que el Mundial de futbol fuera uno de los ejes centrales de la celebración del centenario de su Independencia. Es por ello que ofreció a los restantes miembros de la FIFA un reparto de beneficios, si se generaban, y la asunción individual de las deudas en caso de que el Mundial no fuera un éxito.

Aunque algunas Federaciones europeas no estaban de acuerdo, la propuesta uruguaya fue aceptada. Montevideo acogería la primera Copa del Mundo de la FIFA entre el 13 y el 30 de julio de 1930.

Jorge Sánchez Tello

Economista asociado de la FUNDEF

www.fundef.org.mx

jorge.sanchez@itam.mx

Twitter: @jorgeteilus