El récord de 2-0 de los Bills contrasta con el 0-2 de los Dolphins. Lo opuesto de las realidades convierten el partido de este jueves por la noche en uno de esos encuentros en los que solo el orgullo del equipo con marca perdedora podría evitar lo que parece inevitable.

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Miami buscará un auténtico milagro en Buffalo, territorio en el que no gana desde el 2016. Una victoria representaría oxígeno puro para el coach Mike McDaniel, mientras que una derrota podría sepultar su proyecto en apenas su cuarta temporada.

Impulsados por la etiqueta de contendientes, los Bills llegan a la semana 3 con dos triunfos en la repisa: la remontada espectacular ante los Ravens y la sencilla victoria frente a los Jets. Josh Allen ha demostrado estar en el nivel que lo llevó al MVP y con esa confianza enfrentará a los Dolphins, equipo contra el cual acumula 37 pases de touchdown.

Los presagios son buenos para el mariscal de campo, pues enfrentará a una defensa que ha permitido en promedio 236.5 yardas por aire y una media de 33 puntos por partido, la segunda peor cifra de toda la NFL.

Una complicada temporada para los Dolphins

Del otro lado, los Dolphins fueron vapuleados por los Colts en la semana 1 y en la semana 2, pese a que mostraron una clara mejoría a la ofensiva, tampoco pudieron evitar la derrota frente a los Patriots.

El quarterback Tua Tagovailoa acumula tres pases de touchdown, sin embargo, ha regalado el ovoide el mismo número de veces.

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Por si fuera poco, deberá medirse con la que hasta el momento es la mejor unidad para frenar el pase.

Los Bills han permitido apenas un promedio de 124 yardas por partido.