Cuando hablamos de jugadores de culto en el futbol mexicano, es imposible no mencionar a Joel Huiqui, ese defensa central cuyo carisma le valió apodos como “Huiquidios” y que durante años encontraba siempre la manera de entretener con su futbol, aún a pesar de las deficiencias.

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El nacido en Los Mochis, Sinaloa, tiene entre sus logros, haber inventado una jugada tan surreal como pintoresca, icónica, polémica, comentada y trascendental a lo largo de los años, cuando salvó a Cruz Azul de la eliminación ante Morelia en Semifinales y los catapultó hasta la definición por el título.

Corría el Apertura 2009, y la Máquina buscaba desesperadamente finalizar su sequía de campeonatos cuando chocó ante los Monarcas del Jefe Tomás Boy en un duelo de altísima rivalidad, no sólo por lo bien que jugaban ambos cuadros, sino porque los estrategas no se podían ver ni en pintura.

Enrique Meza tenía una fuerte enemistad con el ex jugador de los Tigres, y cerca estuvo de una dolorosa caída de no ser por su central, que le sacó las papas del fuego en el juego de vuelta.

¿Cómo llegaba el Cruz Azul de Joel Huiqui al partido ante Morelia?

Los Cementeros fueron sublíderes de la competencia con 33 unidades, las mismas que su rival, pero con el que inclusive sostuvieron la misma diferencia de goles, aunque como los de la Capital anotaron más, lograron quedar en mejor peldaño.

Luego de echar a Puebla con un escandaloso 7-6 global, llegó el turno de medirse a los michoacanos, que venían de eliminar a Santos y llegaban con toda la intención de jugar otra final en su historia.

El primer duelo fue un apretado 0-0, y con ello todo quedó puesto para definirse en el Estadio Ciudad de los Deportes, donde los Purépechas debieron adelantarse cuando pasados los 15 minutos de la primera mitad un balón quedó a los pies del número 5, que ya se relamía los bigotes cuando el Káiser Culichi le arrebató el dulce utilizando la mano como si fuera un portero.

Por increíble que parezca, Paul Delgadillo no miró lo sucedido, tal vez porque en un intento desesperado por hacerse el desentendido y que no se pitara el penal, Joel Huiqui se quedó acostado inmóvil, tal como un cadáver, medida que le arrojó frutos pues se salió con la suya.

“La mano de Huiquideus” explicada por su creador

“Meto la mano; me quedé pensando: ¡Pu… madre! Me quedé quieto, ¿qué hago? O sea, va a ser penal, va a ser roja y me van a correr de Cruz Azul seguramente; fue una reacción genuina, natural; ni siquiera fue planeado”, confesó durante una plática con su ex compañero Yosgart Gutiérrez.

Al final, Sabah sí logró marcar a favor de la Monarquía, pero Chuletita Orozco y el Tito Villa resolvieron el trámite para Cruz Azul, que recibió su justicia divina tras perder en la Final ante Monterrey.

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