Cuando Gustavo Díaz Ordaz era presidente de México en 1968, albergó los Juegos Olímpicos en el verano, tan sólo 10 días después del asesinato de cientos de estudiantes en Tlatelolco (ocurridos el 2 de octubre). Aunque el suceso es ampliamente conocido en México, poco se comenta sobre el comienzo de este movimiento.

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Los militares encerraron a los estudiantes que se manifestaban en la Plaza de las Tres Culturas y los atacaron con armas de fuego. Se calcula que hubo más de 1000 heridos y entre 300 y 400 muertos.

¿Cómo empezó el movimiento estudiantil de 1968?

El 22 de julio de ese mismo año, los estudiantes de la vocacional dos y cinco del IPN enfrentaron a sus pares de la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM. Este era un partido de futbol americano callejero, que desembocó una trifulca entre los involucrados.

Al día siguiente, los estudiantes de la prepa dos, cuatro y seis de la UNAM apedrearon la vocacional dos y golpearon a varios alumnos al azar. Aunque las investigaciones de la FEMOSPP dictan que grupos que no pertenecían a los estudiantes provocaron el enfrentamiento -y que seguían un interés político- el altercado continuó hasta que el batallón 19 del cuerpo de Granaderos de la Policía del Distrito Federal llegó.

Los elementos de seguridad golpearon a estudiantes tanto del Politécnico como de la UNAM, en un abuso de autoridad por ingresar ilegalmente a los planteles del IPN.

¿Cómo se unieron los alumnos de la UNAM y el IPN para exigir derechos y libertades?

El altercado en la vocacional dos se difundió entre la comunidad de estudiantes y entonces, en conjunto, se presionó a la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos para una marcha en protesta. A las manifestaciones se unieron los maestros, campesinos, obreros y comerciantes que demandaban libertades sociales y derechos humanos.

El gobierno de Gustavo Díaz Ordaz declaró que los estudiantes de aquel 2 de octubre lo provocaron la respuesta del ejército con francotiradores desde los edificios de departamentos que rodeaban la plaza.

“Las llamaradas aparecieron repentinamente en el cielo y todos levantaron la vista automáticamente. Se escucharon los primeros disparos. La multitud entró en pánico y comenzó a correr en todas direcciones”, es parte del fragmento del libro La Noche de Tlatelolco de la periodista Elena Poniatowska

José Revueltas fue acusado como el ideólogo del movimiento. Y lo condenaron a 16 años de prisión en Lecumberri, pero poco después lo liberaron bajo fianza tras dos años de encierro.

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