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11, mayo 2024 - 20:16

┃ Miguel Ángel Mujica

Julián Quiñones celebró euforico el gol del empate ante Pachuca / Foto: Luis Garduño

El estadio Azteca volvió a mostrar su magia. América estaba perdido, sin rumbo y con la eliminación tachada en su frente. El corazón azulcrema jamás dudó de su equipo, la gente alentó hasta el final y su recompensa llegó. Los minutos finales se jugaban en el Coloso de Santa Úrsula en un duelo que parecía definido. El escudo amarillo se hizo gigante, inmenso, ante un Tuzo que perdió la esperanza cuando Carlos Moreno atajó un remate de Illian Hernández. El más atento fue Julián Quiñones, aquel protagonista en la 14 y que ahora será recordado por una nueva hazaña. El nacionalizado mexicano apareció solito para empujar el esférico a la red y mandar a las Águilas a la siguiente ronda, 1-1 final, 2-2 globa, la posición en la tabla hizo avanzar a los de Jardine.

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El encuentro no fue sencillo. Un grave error de Igor Lichnovsky parecía que costaba la eliminación. El chileno mandó el esférico al centro, en una falta total de criterio defensivo y terminó por recogerlo del fondo de la red. El trámite del encuentro se volvió un monólogo azulcrema. El nerviosismo se palpó en todo momento, hasta que Quiñones, uno de los favoritos de la afición, hizo explotar al recinto dos veces mundialista.

Desde un inicio, se palpaba la sensación de un partido histórico. Pachuca apeló a sus jóvenes para ponerle cara al campeón del futbol mexicano, que contó con su medio campo intacto, pese a que Dos Santos y Valdés no lucieron al 100%.

La lucha se hizo constante en varios puntos del terreno de juego. Águilas y Tuzos se repartieron con todo, mientras que el resultado parecía lo de menos. Dos entradas temerarias, una de Valdés y otra de Jona, parecieron rojas. El silbante decidió que ambos podían continuar en la batalla.

Los cremas se perdieron por unos segundos y lo pagaron caro. Lichnovsky despejó una pelota al centro, Idrissi, más vivo que la defensa, apareció para soltar un fogonazo que Malagón no pudo detener.

El encuentro quedó en las manos del Tuzo, que manejó a placer el trámite del choque. Los duelos individuales siempre fueron pachuqueños, la velocidad hizo temblar al equipo más ganador del país, hasta que el descanso apareció para frenar la batalla.

El segundo lapso comenzó con los mismos hombres, pero André Jardine no tardó en cambiar todo. Julián Quiñones y Richard Sánchez fueron al campo como soluciones, ambos parecieron perdidos en los primeros minutos, mientras que Zendejas tuvo la primera clara, que terminó en la grada por el corte de Cabral.

América no prestó el esférico. Comenzó a hacerse fuerte con los cánticos de su gente. Las llegadas comenzaron a hacerse constantes. Richard disparó de lejos, Quiñones remató solito y el recién entrado Rayo Rodríguez tuvieron la oportunidad.

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Almada pecó por momentos de timorato. Idrissi salió, también Rodríguez y dejó solito a Salomón Rondón como única punta, rodeado de velocistas que estaban más preocupados en defender que de atacar.

El anuncio de ocho minutos de agregado trajo resignación en muchos aficionados. Algunos comenzaron a retirarse, mientras otros alentaban con todo a que llegara la última. América necesitaba el empate, fuera como fuera.

Fue en la pierna de su 10 en la que encontró la hazaña. Valdés colgó la pelota al centro, Illian, un ex Tuzo, cabeceó a la perfección, Moreno quiso ser el héroe con la atajada, pero Quiñones tuvo la última palabra. Descompuesto y como sea, Julián empujó la pelota para desatar la locura en Santa Úrsula. ¡Gol del América!

Pachuca quedó devastado, ni todos los fantasmas que lo ponían en la siguiente ronda pudieron aparecer para eliminar al que llaman su hijo. No hubo más en el Coloso de las emociones, América es semifinalista gracias a su campo y su gente, que jamás dudó de la hazaña.