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4, marzo 2024 - 6:00

┃ Karen Morán / ENVIADA

Don Roberto ahora rescata botes del huracán Otis / Foto: Oswaldo Figueroa / ENVIADO

Mario Abarca tuvo “suerte”, cuando el Huracán Otis apareció y con su furia destrozó rincón por rincón de Acapulco. Una de las embarcaciones con las que trabaja estaba en reparación, aparcada, eso la salvó, y ahora, a cuatro meses del huracán, tiene la fortuna de poder trabajar, “aunque sea para lo que salga, pero es una bendición”.

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“Somos el gigante dormido. Estamos como que despertando ahorita y ya estamos a la espera de que nos vengan a visitar. Obviamente los hoteles de mayor estrellas todavía no abren, pero pues creo que ya faltan como 15 días. Y los que estamos, pues estamos dando buen servicio. Yo creo que ahorita es tiempo de resurgir. Y estamos haciendo las cosas, si no mejor que antes, le estamos echando muchas ganas”, dijo Mario a ESTO.

Foto: Oswaldo Figueroa

Pero la suerte que jugó a favor de Don Mario y la cooperativa de la que es miembro no fue la misma para centenares de personas que perdieron su bote; peor aún, que se quedaron o dejaron sin trabajo a una familia o a dos o a tres, y en algunos casos hasta 10.

No existe un reporte oficial definitivo de la cantidad de embarcaciones que Otis aniquiló, se estima que fueron alrededor de 600 pero el censo continúa. Sin embargo, Abarca calcula que mínimo unas 400 ya no existen.

Foto: Oswaldo Figueroa

Los estragos de las pérdidas por Otis se ven retratados en playa Manzanillo. Las olas rompen apenas pasando un par de lanchas que ya fueron rescatadas y que flotan a unos metros de la orilla, a la espera de llenarse de turistas. Pero cuando el agua sigue su curso y comienza a mezclarse con la arena, es ahí cuando acaricia decenas de embarcaciones que descasan destrozadas en el “cementerio”, como se le ha llamado a la zona.

Al fondo del lugar ya laboran para reparar algunos botes y poder echarlos a andar. Alberto Lara de los Santos es el encargado y aunque tiene mucho trabajo, la realidad es que rescatar las flotillas va ser una tarea titánica, pues la reparación es muy costosa.

Foto: Oswaldo Figueroa

“Hay embarcaciones que es una reparación mayor, pero todo es dependiendo del daño que sufrieron. La mayoría como tuvieron hundimiento, el daño menor es sobre unos $150,000 a $200,000, de este tipo de embarcaciones que son fondo de cristal”, explicó.

El estimado de pérdidas de Alberto Lara es mayor que el de Mario, pues sus cálculos aseguran que entre 500 y 600 embarcaciones, nada más para servicios turísticos, existían antes de Otis.

“De hecho toda la flota turística se hundió. No hay, y si te das cuenta, apenas en Caleta hay cinco fondos de cristal cuando Caleta solamente tenía 50. En el muelle del Zócalo había otras 14, el muelle del Rinca tenía otras cuatro. Así que ahorita están operando cinco en Caleta y tres aquí en la bahía. O sea 8 embarcaciones en total”, relató.

Foto: Oswaldo Figueroa

La falta de espacios gratuitos para la reparación, el tiempo que lleva y los costos, que son muy elevados, hacen pensar a Alberto que aunque ya comenzó la recuperación, nada más para regresar a lo que era antes, en cuanto a botes de fondo de cristal, pasarán varios años.

“Yo creo que la recuperación va a ser paulatinamente. Si una embarcación de estas tardamos 2 meses en repararla, imagínate si había 500, de hecho, yo siento que el padrón de los fondos de cristal se va a venir recuperando en unos 5 o 6 años, más o menos”, aseguró.

Foto: Oswaldo Figueroa

Muchos son las embarcaciones que descansan en el astillero de Playa Manzanillo. Restos de yates, de lanchas, barcos con fondo de cristal y más. Algunos han sido llevados hasta ahí después de sacarlos desde el fondo, otros simplemente amanecieron en la orilla tras ser arrastrados por Otis.

EL ABIERTO MEXICANO ES UN MOTOR

Para Alberto Lara, como para muchos acapulqueños, el Abierto Mexicano de Tenis es parte de la ciudad, y el hecho de que se haya realizado fue un “alivio”, pues cada año “trae cosas buenas”.

Y vaya que lo sabe, pues con orgullo menciona que “él ya fue parte”, pues hace algunos años, fue el encargado del construir la cancha en la que jugaron en medio del mar Grigor Dimitrov y Eugenie Bouchard.

Hace como 10 años nosotros hicimos una cancha flotante de tenis. Yo la hice, el Abierto es un atractivo y trae mucha gente, la verdad muchos tenistas de talla internacional vienen. Mucha gente viene a verlos jugar y es un atractivo para el puerto, es muy bueno que se haya podido hacer, confesó.

Foto: Oswaldo Figueroa

La exhibición entre Dimitrov y Bochard se llevó a cabo en 2014 y para Lara, la elaboración de la cancha fue algo muy sencillo.

“Yo cada fin de año hago las plataformas de la pirotecnia. Entonces en esa ocasión terminé de hacerlas y en ese año se le ocurrió al organizador la idea de hacer la flotante. Lo que hice fue unir cuatro balsas, cuatro plataformas las unimos. Las tapizamos con alfombra de pasto sintético, dibujamos la cancha de tenis y pusimos su red”, explicó.

Foto: Oswaldo Figueroa

Alberto Lara no comprende por qué un huracán destrozó Acapulco, sin embargo confía en que poco a poco todo volverá a ser como antes.

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