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1, marzo 2024 - 18:23

┃ Arturo Méndez

Los policías evitaron el conflicto con los Chivahermanos Foto_Luis Garduño

La afición de Chivas convirtió el AICM en una sucursal de caos. Sin importarles que se tratara de una zona federal impusieron su ley a la mala. Con la excusa de intentar organizar a la masa, los barristas se apoderaron de la sala A de la Terminal 1 por medio de empujones y gritos previo a el arribo del equipo para enfrentar a Cruz Azul en la capital mexicana.

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Con el correr de los minutos y ante la retrasada llegada del equipo, comenzaron a intimidar a los cientos de Rojoblancos con gritos y empujones para meterse al centro de la multitud con sus tambores, trompetas, y unas cuantas latas de cerveza. De manera astuta comenzaron con las porras y cánticos para disimular ante la policía su ingesta de alcohol. Inclusive, uno de ellos pasó por delante de los policías con una chela en su mano izquierda y se perdió entre la gente.

Superados en número, los oficiales se percataron del alcohol en sus manos, sin embargo, se hicieron de la vista gorda con tal de evitar una trifulca. La desesperación de la gente fue en aumento, ahí es donde aparecieron de nuevo los susodichos.

LA AFICIÓN DE CHIVAS DESATÓ EL CAOS EN EL AEROPUERTO

Cuando su fechoría acabó se dispersaron, inteligentemente recolectaron sus latas en una mochila, para no dejarlas regadas en el piso del aeropuerto. Minutos más tarde su atención fue captada por dos oficiales de policía que intentaron retirar uno de sus ‘trapos’ del balcón, ya que este tapaba la pantalla de aterrizajes. Los gritos de ‘culero, culero’ hicieron eco. Intimidados por la parcialidad, las autoridades optaron por anular su misión.

Los más pequeños fueron los más afectados, todos acompañados por sus padres se colocaron al frente de la multitud, con camiseta y plumón en mano. Nuevamente, los largos trapos aparecieron, esta vez para fungir como una especie de vayas que no permitió el avance. Los miembros de la porra los estiraron y con patadas y empujones abrieron nuevamente el paso.

Sabedores de sus fechorías, algunos se taparon el rostro alzando el cuello de sus playeras, otros cerraron el acceso a su círculo a las cámaras de prensa para evitar ser captados infraganti.

A los uniformados no les quedó más que quedarse admirando el autoritarismo de los pseudo aficionados que disfrazaron sus desmanes con el llamado ‘Banderazo de Aliento’ a Chivas.

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