13, febrero 2024 - 21:05
El torero Alberto Ortega se debate entre la vida y la muerte. FOTO: CORTESÍA FERIA TORO
Si bien la imagen de Alberto Ortega quedó enganchada entre portales taurinos y noticieros nacionales por la cornada que sufrió en la Corrida del Carnaval celebrada en la Plaza de Toros Jorge “El Ranchero” Aguilar de Tlaxcala. Su nombre ya era un referente en el ámbito taurino la entidad.
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Al recibir al sexto astado de la tarde a suerte de portagayola y enfrentar las consecuencias implícitas en el duro oficio del toreo. El diestro tlaxcalteca demostró la tarde del 10 de febrero que su pasión por la tauromaquia es genuina y profunda.
Arropado en un traje rosa palo y oro. Así como en el aplauso de la afición, recordó también que su toreo valiente es herencia familiar.
¿QUIÉN ES ALBERTO ORTEGA?
De prestigioso apellido en el mundo taurino de México, José Alberto Ortega García nació el 17 de enero de 1998 en el municipio de Apizaco.
Desde niño tuvo clara su vocación, pues de su padre no solo heredó el nombre, sino también el sueño de convertirse en torero.
Como novillero debutó en Tlaxcala el 1 de noviembre de 2018, pero su carrera tomó vuelo a partir del 5 de diciembre de 2021, cuando en la Plaza México cortó una oreja a un toro de Caparica que le valió una ruptura de nariz y el renombre nacional.
El tlaxcalteca formó parte de Campo para Novilleros, proyecto impulsado por los ganaderos de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia. Durante ese tiempo desarrolló el oficio en diversos tentaderos y fue puesto a prueba en las novilladas de distintas ferias hasta convertirse en matador de toros, cita que llegó el 19 de agosto de 2023.
Aquel sábado tomó la alternativa en la plaza de toros “La Taurina” de Huamantla, de manos de Uriel Moreno “El Zapata” y como testigo Ernesto Javier “Calita”, ante un encierro de José Marrón.
Ante la toma de alternativa, el promotor taurino Rafael Cué aplaudió el estilo discreto y serio de Alberto, quien se abrió camino con una tauromaquia basada en valor y absoluta entrega al toro.
“Su toreo es una agradable combinación de la escuela tlaxcalteca del toreo. El valor como cimiente, el conocimiento del comportamiento del toro y la libertad de expresión taurina. Torero moderno con las bases de lo tradicional”.
Agregó además que se trata de un Ortega más en nuestra Fiesta, a quien “deseo que los toros le embistan y lo respeten. Que no pierda nunca la ilusión de perseguir su sueño y que no dude de su capacidad para hacerlo”.
Previo a cumplir el sueño que encumbra el linaje familiar, José Alberto dijo para el portal Al Toro México que nació para ser torero:
“Eso lo tengo claro; estoy convencido de que no estoy para ser uno más, sino entregarme a mi profesión todos los días que me vista de luces”.
ORTEGA, APELLIDO CON HISTORIA TAURINA
Dentro de la dinastía Ortega hay toreros, picadores, artesanos y empresarios. Todos en función y alrededor de la fiesta brava.
Comenzó la historia con don Othón Ortega Chávez, quien trabajó desde muy joven en la legendaria ganadería tlaxcalteca de Piedras Negras. Ahí, su ocupación como transportista de toros le motivó a iniciar una prolífica historia familiar de profesionales del toreo junto con su esposa Ofelia
Corre en la sangre de sus hijos Othón, Rubén, Cristina, Fermín, Concepción, Consuelo, Claudia, Clara, Alberto, Víctor y Rafael la pasión por este arte que, además de dar identidad a Tlaxcala, es su sustento de vida.
El más reconocido por su trayectoria dentro y fuera de la entidad fue Rafael Ortega, acreditado como el “Señor de los Tres Tercios”, se consolidó como la gran figura del toreo tlaxcalteca con ayuda de su hermano Othón, su apoderado por más de 20 años.
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Alberto, también matador de toros, tiene un lugar especial en el álbum de los toreros mexicanos que tejen una postal cada tarde con sus memorables actuaciones. A sus casi 40 años de alternativa, el llamado “León de la Escondida”, ha dotado de todas las herramientas a su hijo José Alberto, quien hoy lucha por su vida en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Puebla para volver a la faena y darle seguimiento a la estirpe de los Ortega.
Por Mónica Vargas / El Sol de Tlaxcala