Tres años es un mundo en la NFL. El 7 de febrero de 2021, los Tampa Bay Buccaneers lograron conquistar el segundo título de Super Bowl en su historia, con Tom Brady y Bruce Arians como sus grandes figuras.

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Pero pocas campañas después y tras desprenderse de los dos principales artífices de dicha hazaña, los Bucs han vuelto a instalarse entre los mejores equipos de la Conferencia Nacional.

Al igual que se preveía en Green Bay en el primer año post Aaron Rodgers, en Tampa Bay parecían entrar a un proceso de reconstrucción en la temporada 2023. Brady decidió ponerle punto final a su legendaria carrera, por lo que el cuestionado head coach Todd Bowless apostó por Baker Mayfield como su quarterback titular.

EL PANORAMA NO ERA ALENTADOR

Pasar de Brady a Mayfield parecía ser un “suicidio”, pero el tiempo le dio la razón. Baker ha superado por mucho las expectativas que había bajo sus hombros y parece ser la apuesta a futuro de una organización que pasó casi dos décadas para volver a disputar un Super Bowl.

Luego de haber llegado a la cima en el 2021, un año después Arians anunció su retiro y dejó en su lugar a Bowless, quien firmó un año para el olvido con todo y Brady en los controles de la ofensiva. El puesto de Todd estuvo en duda, pero recibió el espaldarazo de la gerencia general pese a haber tenido una marca de apenas ocho triunfos y nueve derrotas. Más allá de terminar con récord negativo, avanzaron a playoffs como campeones de la débil división Sur de la NFC. En ronda de comodines fueron aplastados por los Dallas Cowboys. Ahí terminó todo.

Parecía ser el fin de una “mini era” en Tampa Bay, pero nada de eso. La gerencia fue paciente, mantuvo varias piezas valiosas con el objetivo de mantenerse en zona de playoffs. Y lo lograron.

LOS TAMPA BAY BUCCANEEERS ENCONTRARON UNA FORTALEZA EN SU DEFENSA

La defensiva elevó su nivel de la mano de Vita Vea, Antoine Winfield Jr. y Shaquil Barrett, piezas de ese equipo campeón, para terminar la campaña como la séptima mejor de toda la liga, al apenas conceder 19.1 puntos por encuentro.

El ataque, comandado por Mayfield, es el #20 con un promedio de 20.5 puntos anotados por partido. La pieza angular de esta ofensiva volvió a ser el receptor abierto Mike Evans, quien superó de nueva cuenta las mil yardas por recepción y contabilizó 28 touchdowns.

Tampa Bay tiene líderes muy diferentes a los que les dieron el segundo Super Bowl de su historia hace apenas tres años, pero mantienen piezas importantes que elevaron su nivel para seguir siendo uno de los mejores en la Conferencia Nacional.

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