Es un día atípico en Cuacolandia. El santuario para caballos rescatados del maltrato que sufrieron en deportes hípicos o como animales de carga se encuentra en calma. Apenas se escuchan algunos relinchos de los equinos que se encuentran en los corrales del lugar.

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“Los caballos siempre están libres y corren de un lado a otro. Hoy los metimos para que puedan verlos y darles de comer”, explicó Elena Larrea, activista y fundadora del santuario al momento de recibir la vista de ESTO en el rancho.

El lugar se encuentra en Atlixco, Puebla. Luego de transitar por algunas calles de este Pueblo Mágico, es necesario tomar un camino de terracería que te lleva hasta un portón grande y café. Ahí apareció uno de los trabajadores del lugar para abrir y permitir el acceso.

Lo primero que se puede ver al interior de Cuacolandia son algunos corrales de forma circular, en ellos están los caballos que se encuentran en recuperación. También se puede ver a Igor, el burrito que no deja que ninguna persona lo toque, ni siquiera Elena, quien le ha dado mucho amor para que olvide su difícil pasado. 

En lo verde del pasto se puede ver correr a algunos caballos y un burro, éste último es travieso y no le teme a Elena Larrea. La anfitriona preparó en una mesa un pequeño banquete para sus visitantes. El equino aprovechó que la activista estaba dando una entrevista para acercarse hasta el lugar y tratar de robarse una de las charolas que tenía botanas listas para los medios de comunicación. Tras varios intentos, un integrante del equipo llega por él y lo lleva a un corral.

LA TRISTE HISTORIA DE WINNER

Todos los equinos que se encuentran en Cuacolandia sufrieron maltrato, pero probablemente la historia más triste de todas las que se cuentan en el lugar es la de Winner, un caballo que fue rescatado en Veracruz y gracias a quien se logró decomisar a otros 15.

Winner se encontraba en los huesos y tenía un ojo de fuera. Incluso estuvo desaparecido y fue ahí cuando un video de Elena Larrea gritándose con el dueño de este equino se hizo viral. “ Eres un demonio, ¿cómo duermes en las noches? Ve cómo tienes a tus caballos”, fue uno de los reclamos constantes de Elena en su contra. 

Luego de que la ley obligara a esta persona a entregar a Winner. El caballo fue llevado al hospital para que lo curaran, pero en la UV, no le hicieron la cirugía de manera correcta. Cuando llegó a Cuacolandia, el equipo se dio cuenta que no le habían extraído el ojo. Fue suturado con el ojo podrido y permaneció así al menos un mes. 

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Winner fue internado en la UNAM, donde les dijeron que las posibilidades de que se mantuviera con vida eran muy pocas, pero al final, el caballo logró regresar a Cuacolandia, donde se recupera poco a poco y ya convive con otros equinos.