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28, noviembre 2023 - 6:00

┃ Yael Rueda

Elena Larrea ama a los caballos y rescata a los equinos maltratados / Foto: Roberto Hernández

Todavía no sabía hablar con claridad, pero el amor que Elena Larrea le tiene a los caballos ya era notorio. Probablemente tenía un año la primera vez que estuvo en el lomo de un equino y cuando cumplió cuatro aprendió a montar en burro. “Cuando estuve más grande convencí a mi mamá de hacer equitación”, aseguró para ESTO antes de presumir que a los 14 fue campeona nacional.

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Parecía destinada a ser una deportista reconocida, sin embargo, un día comenzó a cuestionarse si estaba bien que su única convivencia con el caballo fuera cuando lo montaba. En ese momento comenzó a girar en su cabeza la idea de darle a los caballos la oportunidad de una convivencia mejor con su jinete y posteriormente comenzó a rescatar caballos.

Elena Larrea paga las cuentas del santuario con Only Fans / Foto: Roberto Hernández

“Un día dije: este vato nunca ha salido a correr sin mí en la espalda, entonces le cerré las puertas de una pista de salto y lo solté. El caballo se puso como loco de que corrió, relinchó, saltó y ahí me sentí muy mal, sentí que lo estaba utilizando”, expresó.

Me gustaban los caballos, pero poco convivía con ellos. No tenía la capacidad de auto cuestionamiento, cuando empecé a crecer me hice vegetariana, cosas que me preguntaba de mis actos, simplemente empecé a pensar un poco más”, agregó.

Elena Larrea dejó las disciplinas ecuestres, pero nunca ha dejado de montar. Hoy prefiere ir a caballo por el campo, ver la puesta de sol y pasar un momento más emocional con sus equinos. De hecho, busca que los jinetes aprendan que la convivencia con su caballo se debe dar siempre, no solamente cuando salen a competir. “No tienes que montarlo diario, un día camínalo desde abajo, desarrollar una relación consciente con tu caballo”.

Se ha peleado con autoridades por rescatar caballos y darle una buena calidad de vida / Foto: Roberto Hernández

Compartió que no es una cuestión de malicia en la mayoría de los jinetes. Simplemente se trata de ignorancia y costumbre. “Casi todos los clubes hípicos no tienen corrales porque el fin zootécnico del animal es realizar una disciplina ecuestre. Aún pensamos que el fin del animal es hacer el deporte y no tenemos en cuenta la calidad de vida del animal”.

¿CÓMO EMPEZÓ CUACOLANDIA?

Una de las personas que Elena Larrea admira es Tony Camil, quien no solo compitió en las disciplinas ecuestres, sino que también es activista. Fue ella quien la acercó a los rescates de caballos. Así surgió la idea de tener Cuacolandia, un santuario de caballos donde los equinos decomisados por entidades gubernamentales van para tener calidad de vida.

Los caballos son su vida desde que era una niña / Foto: Roberto Hernández

“Los caballos que estaban muy mal los decomisaba Propaem y esos fueron los primeros caballos que tuve. Entonces se corrió la voz entre municipios que había una vieja loca que rescataba caballos gratis. Me empezaron a hablar de todos los municipios que tenían tracción de sangre para preguntarme si me los podían mandar. Antes, los que no podía recibir Tony Camil los mandaban al rastro”, explicó.

El rancho de dos hectáreas que se encuentra en Atlixco Puebla no le pertenece a Elena. La renta, más el pago de las nóminas hace que cada mes gaste entre 150 mil y 250 mil pesos mensuales. Only Fans fue la alternativa que encontró para poder solventar esos gastos.

Elena Larrea disfruta de pasear con sus caballos y convivir con ellos / Foto: Roberto Hernández

EN SU EQUIPO HAY UNA INGENIERA BIÓNICA

Cuando un caballo se fractura, lo más habitual es que “lo duerman”, pues ya no puede cumplir con cualquiera que sea su tarea: jalar carretas, saltar, etc. Ante esta situación, la postura de Elena Larrea es muy clara: los caballos no deben morir. Por ello es que en su equipo cuentan con Rita, una ingeniera biónica que hace prótesis para la causa.

El trabajo que ha realizado en Cuacolandia le ha dado reconocimiento / Foto: Roberto Hernández

“Los caballos que nos han llegado fracturados trotan, galopan, tienen calidad de vida, ellos tienen derecho a vivir y les hacemos férulas, ortoprótesis, hay candidatos especiales que se les puede amputar y poner una pata biónica. Lo que pasa es que las fracturas que he recibido no son candidatas para una pata biónica”, expresó.

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“Nos conocimos porque le hice una silla de ruedas a una borrega. No podía caminar, se arrastraba y ella le hizo la silla de ruedas. Les hizo diseños de prótesis, férulas y más a muchos de mis caballos. Depende de los materiales y de qué tanto se le necesite invertir, pero cuestan entre 10 mil y 60 mil pesos. Rita no es experta equina, se tiene que comunicar con muchos expertos, todo es costoso”, sentenció.