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28, noviembre 2023 - 15:54

┃ José Ángel Rueda

Santi Giménez fue el villano del Feyenoord / Foto: Reuters

La aventura del Feyenoord en la UEFA Champions League terminó antes de lo esperado. El equipo neerlandés no sobrevivió a la fase de grupos y quedó fuera a falta de una jornada, en un partido en el que la fortuna no lo acompañó, con dos autogoles que encaminaron el triunfo 1-3 para el Atlético de Madrid.

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Santiago Giménez, el goleador del equipo en tantas otras noches, fue uno de los desdichados que metió el balón en su propia puerta, en un centro que el atacante quiso desviar con la cabeza y terminó por mandarla al fondo de su marco, para liquidarlo todo.

No fue la noche del Feyenoord, ni con el apoyo de toda la afición que atiborró el estadio para ser parte de la noche mágica. El equipo neerlandés recibió al Atlético de Madrid con la obligación de ganar para mantenerse con vida. No era un partido sencillo para los locales, porque enfrente tenían un equipo con la necesidad de asegurar su pase, si quería evitar contratiempos en la jornada final.

LOS ROJIBLANCOS MANEJARON LOS HILOS DEL PARTIDO

Ya se sabe que el conjunto dirigido por Diego Pablo Simeone está hecho para este tipo de partidos europeos, exigentes en oficio y en el arte de los detalles. En esas estaba el Atleti cuando de pronto la fortuna se puso de su lado, en un autogol de Geertruida apenas al minuto 14.

El gol en contra y la manera en la que llegó dejaron golpeado al Feyenoord, que buscó de a poco igualar la balanza pero no se sintió cómodo. La poca producción complicó la noche de Santi, que tampoco estuvo fino en lo poco que tuvo, sobre todo en un balón franco que le llegó dentro del área chica y el mexicano no pudo definir sobre la marca.

EL ATLÉTICO TERMINÓ CON LA ESPERANZA DE SANTI GIMÉNEZ

El Atlético, fiel a su costumbre, aprovechó las suyas, y pese a lo cerrado del encuentro fabricó un gol de antología, en un pase por alto a Hermoso que el español definió de aire, para mandarla bombeada ante la salida del arquero, al minuto 57.

A partir de entonces cualquier situación daba la pinta de ser lapidaria. El Atlético soportaba estoico el amago de reacción del Feyenoord hasta que Wieffer, al 77, marcó el gol de la esperanza. Feyenoord recortó distancias justo de cara a la recta final, cuando todo toma un sabor dramático.

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Lamentablemente para su causa, el drama se hizo presente en su propia área, en un balón parado que Santi peinó con poca fortuna para marcar el autogol al minuto 81. La distancia, que tanto trabajo costó recortar, una vez más se ampliaba, con la diferencia de que el tiempo ya estaba en sus últimas. Fue lapidario el gol en contra y el Feyenoord y Santi Giménez quedaron condenados al tercer lugar de grupo, ese que da pase a la Europa League, un torneo que les sabe a poco.