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23, noviembre 2023 - 13:45

┃ Guillermo Abogado González

Randy Arozarena tuvo una historia complicada. FOTO: Reuters

Es conocida la historia de perseverancia de Randy Arozarena y ahora que se encuentra en la cúspide no hay límites, quiere más para corresponder a todo lo que ha brindado México, un país que lo arropó y al que llegó proveniente de su natal cuba abordo de una lancha en la que rozó la muerte ante el oleaje peligroso del mar que conecta a los dos países.

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“Nos fuimos al monte escondiéndonos de la policía y nos subimos a la lancha. Me fui a las tres de la mañana y, poco a poco, las condiciones se fueron poniendo peores. A pesar de eso, me quedé dormido mucho tiempo. Mi brazo tocaba literalmente el agua y había olas como de cinco metros. La parte delantera del bote se rompió y sentías que cualquier ola te podía sacar del bote. Se pasaba feo. Nueve horas después, a las 12 del día, llegué a isla Mujeres y ahí comenzó mi nueva historia en México”, recordó Arozarena sobre la travesía que cumplió para pisar territorio mexicano cuando tenía menos de 20 años.

En palabras para la revista GQ, el jardinero, de Tampa Bay Rays, detalló que a su corta edad tuvo que hacerse responsable de su familia ante el fallecimiento de su padre, por eso puso en riesgo su vida para buscar un mejor futuro para sus seres queridos.

“Como el hijo mayor, con 19 años, tuve que convertirme en padre de mis hermanos. Sentí que me iba a jugar mi vida por mi familia. Siempre uno puede exponer la vida, pero ese es mi primer momento de estar consciente de que realmente me la estaba jugando. Y fue entonces que me escapé de Cuba”.

Por fortuna pudo alcanzar sus sueños, después de jugar unos años en México, aquel pelotero que soñaba con ser futbolista dio el salto a las Grandes Ligas, donde ha sobresalido. Fue galardonado como el novato del año en 2021 y en este 2023 alcanzó el tercer lugar con la franela Tricolor en el Clásico Mundial, además de ser parte del Home Run Derby y del All Star Game tras su buena campaña con Rayas.

Eso sí, su meta no hubiera sido posible sin que la responsabilidad lo acompañara, por un momento se desvió de sus objetivos, sin embargo, recompuso el camino de inmediato. “Mientras jugaba en la Liga Meridiana iba a antros y después a jugar. Me di cuenta de que eso no me iba a llevar a ningún lado. Llegué a México con un objetivo: ayudar a mi familia”, rememoró.

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Una vez instalado en la Gran Carpa, Arozarena explicó las primeras complicaciones que superó en las Mayores. “Comenzó complicada. En enero de 2020, cuando me cambian de San Luis para Tampa Bay, dije: ‘No sirvo para nada’. Sabiendo la calidad que tienes, dices ‘coño, ¿cómo me van a sacar?’. Pero entonces decidí voltear hacia adelante. Hice un gran spring training en Tampa y me sentía muy bien, pero llegó la Covid-19, la pandemia…”.

A partir de este año todo cambio para bien, sin duda el Clásico Mundial fue la punta de lanza. “Fue increíble. Siento mucho orgullo de representar a México, de ser mexicano también. Ahora no hay un estadio de las Grandes Ligas en el que los mexicanos no estén al 100 por ciento conmigo. Me siento feliz porque me han aceptado como un mexicano más”.