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Mira

21, noviembre 2023 - 20:57

┃ Rubén Beristáin

Los aficionados del Tricolor tomaron el sur de la CDMX / Foto: Erik Estrella

La afición mexicana se unió en apoyo al Tricolor. Eso fue lo incondicional. No importó su afición a cualquier equipo de la Liga MX. Si era de América, Cruz Azul, Chivas, Pumas, Tigres, Pachuca o cualquier otro club, fue lo de menos. Lo importante fue la unión y mostrar esa fe inquebrantable que siempre ha distinguido al seguidor mexicano por más que la situación parezca adversa y difícil.

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La remontada ante Honduras, en el partido de vuelta de la Concacaf Nations League, fue el máximo deseo y ese ambiente de ilusión se respiró desde horas previas al inicio del cotejo en el estadio Azteca.

Por las calles de Santa Úrsula se preparó una caravana por parte del grupo de animación llamado “De Corazón Azteca”. Desde un día antes salió la convocatoria y el punto de reunión fue al sur de la CDMX, en un restaurante de la zona, obviamente de comida mexicana.

La cita fue a las cinco de la tarde. Poco a poco, los aficionados vestidos con su playera verde, con banderas, mantas, bufandas, tambores y trompetas, y sobre todo una gran emoción, empezaron a llenar el lugar. Fue en punto de las 6:40 cuando se prepararon para salir y caminar juntos un recorrido de dos kilómetros. Fueron por varias calles alrededor del recinto mundialista.

Fueron aproximadamente 100 aficionados los que se lograron juntar. Una bandera blanca al frente con el Águila mexicana lideró el batallón mexicano.

“Dale México, dale México”, retumbó por todos lados. “Hoy hay que ganar, hoy hay que ganar Tricolores, hay que ganar”, siguieron los cánticos y hasta una dedicada con la tonada del cantante Joan Sebastian. “Te amo, te amo, soy mexicano y del Tricolor enamorado”.

Los curiosos, sorprendidos por el ambiente, salieron de sus casas a unirse a la fiesta tricolor. Los automóviles y hasta las motos, con sus respectivos cláxons, también se conectaron con los aficionados y se divirtieron entre todos.

Ya en Circuito Azteca, todos los aficionados en el Coloso pudieron disfrutar del ambiente. Entre bengalas, juegos pirotécnicos y bombas de humo fue como pintaron todo de verde, blanco y rojo.

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En apoyo no quedó. La afición mexicana fue incondicional y hasta el final mostró su ilusión por el Tricolor, que en ningún momento estuvo solo.