El estreno de Filippo Inzaghi como entrenador de Salernitana, trajo cambios radicales en el 11 titular y uno de los grandes afectados fue el mexicano Guillermo Ochoa. Pippo, en su afán de cambiarle la cara al equipo de los hipocampos, decidió mandar a la banca al arquero de origen azteca, para darle la oportunidad al francés Benoit Costil.

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Ochoa era uno de los jugadores que había participado en el 100% de los minutos posibles en Salernitana. Los números reflejaban que el 13 era el más goleado, pues en ocho encuentros, había recibido 17 anotaciones, prácticamente un promedio de 2.1 goles cada que saltaba al terreno de juego.

Inzaghi modificó incluso el parado inicial, cambiando el esquema de Paulo Sousa. De tener una línea de cinco clavada con el portugués, el italiano jugó con cuatro en el fondo, tres volantes y tres atacantes, una situación que se notó en el campo frente al único equipo que está por debajo de club de Salerno.

Incluso, Ochoa no fue el único que perdió la titularidad, con la ya mencionada modificación en el parado, los zagueros Lorenzo Pirola y Matteo Lovato, indiscutibles en el pasado, vieron el juego junto al mexicano.

GUILLERMO OCHOA TENDRÁ UN RETO MUY COMPLICADO EN LA SALERNITANA

La intensidad de Pippo fue como cuando era jugador, pero tendrá que entregar resultados para evitar el descenso a Serie B, mientras Ochoa espera una nueva oportunidad o llenarle el ojo a su nuevo entrenador, de lo contrario se mantendrá como un suplente en el cuadro guinda.

De momento la situación para el mexicano luce complicada, pues su equipo marcha décimo noveno en la Serie A con cuatro puntos, sigue sin conocer la victoria y ha recibido 19 goles en nueve jornadas, marcando apenas seis tantos.

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