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23, agosto 2023 - 18:45

┃ Arturo Méndez

Magnus está listo para brillar en el CMLL / Foto: Martín Montiel

Aunque esta mole humana de un metro setenta y nueve de altura y 105 kilogramos de peso oculta bajo una máscara con rasgos romanos su rostro, menciona su apellido con mucho orgullo. Heredero de un grande de la Lucha Libre mexicana como Tony Salazar, Magnus está trazando su camino como una de las jóvenes promesas del Consejo Mundial de Lucha Libre a sus 25 años. Esto después de estar a punto de desistir de un sueño que inició en su niñez en un cuadrilátero de la Arena México.

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Desde los doce años, Magnus sabía lo que eran las cuerdas, la lona y lo duro que eran los entrenamientos de este deporte del cual se enamoró al ver a su padre en la última lucha de su carrera.

“Desgraciadamente al par de meses de que yo nazco, él sufre un infarto al miocardio se retira. Se retira de la lucha libre, yo realmente nunca tuve ese contacto como de verlo luchar. Posterior a eso se da un regreso de mi padre en una función especial denominada la lucha de las cuatro décadas. Regresa mi padre por una sola noche y fue la vez que yo dije que quería ser como él porque fue mi primera vez verlo luchar. Mi primera y única vez y algo muy grato, porque yo lo vi cómo se preparó 7, 8 meses para regresar una sola noche”, comentó “El Emperador del CMLL” en charla con ESTO.

Nunca tuvo ventajas por ser hijo de Tony Salazar

Su padre es uno de los grandes maestros de la ‘Seria y Estable’, pero el lazo familiar no lo benefició en los entrenamientos, pues en su caso le tocaba una doble responsabilidad.

Vine a una de sus clases, me puso a dar unas vueltas en las gradas. El primer paso para entrenar era darle 10 vueltas, cuando él vio que domino esas 10 vueltas, me pone 15 vueltas y luego 20. Pero yo fui pasando todos los obstáculos todas las pruebas que me ponía paso por paso entonces ya no le quedó más remedio. Porque lo que quería era que yo me aburriera y que me fuera y cuando ya vio que no me pudo correr pues fue como ‘vente ya’”, rememoró entre risas.

Años de entrenamiento parecían no tener frutos, casi al punto de querer abandonar todo su avance. Hasta que un día una oportunidad ante los ojos de Salvador Lutteroth comenzó a cambiar su panorama.

“Hablo con mi padre ‘sabe que ya no quiero, mejor voy a hacer otra cosa’. Y nada más me movió la cabeza, al siguiente día me marca ‘vente para la arena te van a hacer una prueba‘. Ya nos hacen la prueba a varios y nos dicen ‘van a empezar a ser parte del roster del Consejo, pero, les vamos a ir llamando uno por uno’. Yo esa vez en la prueba con unas botas prestadas, mayas de otro cabrón, así todo no todo todo era prestado y no tenía nombre”, agregó.

Sus compañeros debutaron en la México Catedral con el paso del tiempo y una vez más comenzó a considerar el abandonar su sueño.

Estuvo a punto de rendirse

“Iban debutando todos, ya que faltaban dos y de repente yo veo que está programado un Magnus y yo ‘¿Qué? O sea, yo sigo sin entrar’, y primero era como el pasé a que me vieran y ahora pues ya me vieron, pero no me están ayudando. No veo que yo debuté y me acuerdo muy bien que me quejé con mi papá ‘no mire ya va a luchar hasta Magnus y yo nada no tengo esa oportunidad’ y volteé con mi hermano y dice ‘Tú eres Magnus yo te bauticé’.

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Desde ese momento Magnus se aferró a consolidarse como uno de los máximos exponentes del Consejo Mundial de Lucha Libre y espera con ansias la gran oportunidad de brillar en un gran cartel de Aniversario.