4, julio 2023 - 6:00
Claudio Suárez explico lo dificil que fue competir contra el arbitraje suademaricano _ Foto_ Mexsport
Había llegado el día. México acudió a la cita envalentonado, crecido, con la creencia absoluta de que podían gobernar el continente y quedarse con la Copa América 1993, mientras su fanaticada en toda la República se vistió con el verde esperanza. La ilusión aumentó durante el partido contra Argentina, pero terminó en un sueño roto en cuanto llegó el silbatazo final y el 2-1 en contra se estrelló en el orgullo tricolor.
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¿Qué pasó? ¿Por qué no la Selección Nacional no pudo quedarse con el trofeo de campeón, pese al gran torneo que había tenido? Protagonistas del duelo lo desmenuzan.
“Ya en la final, pecamos de inocencia. Hemos hablado entre muchos jugadores de los que estuvimos ahí y creo que nos faltó más experiencia para manejar esa situación. Y también siento que fuimos egoístas en algún momento”, confiesa Claudio Suárez, zaguero de aquel combinado en entrevista con ESTO.
“He visto varias veces el partido y siento que, a los delanteros, de repente, les faltó el jugar para el equipo y tomaron malas decisiones. También uno como defensa… los errores que cometimos fueron muy muy infantiles, se puede decir. Y en estos partidos no te perdonan. Batistuta tuvo dos y las dos las metió”, señala el apodado Emperador.
México sufrió los tantos de la Albiceleste con errores defensivos y el cuchillo del arbitraje de Conmebol que, desde entonces, ya dejaba sentir que los tricolores eran los invitados incómodos en el certamen del Cono Sur.
Los errores fueron claves para la derrota según Claudio Suárez
Claudio refiere que en el primer tanto de Batigol (63’) hubo un yerro en la parte baja del Tricolor que sirvió para que el delantero argentino fusilara a primer poste a Jorge Campos.
“Hay una duda defensiva entre Ramírez Perales y Ramón Ramírez. Ramón pensó que Ramírez Perales iba a cerrar”, analizó en el relato televisivo Juan Dosal a modo de confirmación de lo que indica Suárez.
La Selección Mexicana logró igualar la contienda, gracias a un penalti cometido a Zague y ejecutado a la perfección por Benjamín Galindo (67’), quien engañó a Sergio Goycoechea, conocido por ser un atajador de disparos desde los 11 pasos, el mejor del mundo en ese rubro, quizá.
Las acciones estuvieron parejas. Argentina ya no iba tanto al ataque, sino que estaba al acecho de cualquier falla en la defensa de los verdes. Sabían que tendrían una y, sí, la tuvieron. De nuevo, Batistuta anotó para devolverle la ventaja a los sudamericanos, pero Claudio recuerda que la acción vino precedida de una falta de Diego “Cholo” Simeone”.
En esa acción, viene un pelotazo por la banda izquierda de México, el argentino jala a Claudio Suárez, sin embargo, ni el silbante ni el abanderado marcan una falta. El balón se escurre por la banda y Simeone se aviva para sacar rápido. Ramírez Perales y el propio Claudio quedan mal parados. Batistuta recibe, Raúl “Potro” Gutiérrez “se entrega” y el delantero albiceleste cruza a Campos, quien ni siquiera estuvo cerca de atajar el esquinado envío (74’).
“Lamentablemente, terminamos perdiendo esa final. En Sudamérica había esa incertidumbre de que no nos llevábamos el campeonato, porque éramos invitados y como que, sí sentimos que el árbitro nos acuchilló en ciertos momentos sobre todo en el segundo gol, donde a mí me comete falta Simeone y tiene la viveza de sacar rápido y Batistuta anota”, denuncia “El Emperador” Claudio Suárez.
Argentina dejó de jugar al futbol después del segundo gol
Alberto García Aspe, uno de los pilares en el mediocampo de la Selección Mexicana, reclama que una vez con la ventaja, Argentina se olvidó de jugar y apelaron a la marrullería. Por ejemplo, el técnico Alfio Basile se metió al terreno de juego en cuanto cayó el segundo tanto de su equipo y Leonardo Rodríguez se quejó de una lesión.
“Cuando quisimos reaccionar, pues ya fue complicado porque como son ellos, con la experiencia que tienen, pues se dedicaron a dar patadas, a hacer tiempo. Ya no hubo fútbol, no. Quisimos reponernos, pero ya era complicado porque quedaban, no me acuerdo si diez, quince minutos, y esos diez, quince minutos, eran de faltas y hacer tiempo; la pelota se va hasta allá, o sea, con la experiencia que tenía Argentina se acabó el tiempo”, describe Beto.
Sin embargo, tiene claro que “si hablas de futbol, o sea, yo creo que fue un partido súper parejo que pudo haber ganado cualquiera”.
El ex delantero Luis García, quien jugara medio tiempo de aquella final continental, acepta que los argentinos tuvieron mucho mayor aplomo, porque sabían identificar los distintos momentos de los partidos: cuándo apretar, cuándo defender y cuándo decidirse a atacar.
“En el primer partido (fase de grupos con marcador empatado 1-1) tal vez lo sorprendimos; ahí creo que México fue mejor. Pero en la final, cuando acaba el partido, decíamos: ‘estos son mejores, o sea, hoy perdimos con una Argentina con sabiduría, con poderío, con conocimiento del juego, sabía perfectamente qué estaba pasando, en qué momento, nunca nos permitió detonar el partido’. Perdimos porque ellos fueron mejores, era mejor selección por tener mucho más bagaje, digamos, en este tipo de torneos”, reconoce.
México recibió a Claudio Suárez y los jugadores de manera apoteósica
Una vez que México terminó con el subcampeonato continental en el pecho, los integrantes de la Selección volvieron a México. Durante el vuelo de regreso al entonces llamado Distrito Federal, sus jugadores pensaban que irían directo a casa. No fue así: miles de personas salieron a las calles para recibirlos y ya los esperaba el presidente de la República en aquel entonces, Carlos Salinas de Gortari.
En el camino, Jorge Campos recibió cartas de apoyo, mientras los niños utilizaban sus coloridas prendas. Los demás integrantes del combinado lucían sorprendidos por el cariño recibido de la gente.
“Ese trayecto (por el DF) nos hizo ver lo trascendente que fue. A ver, ya lo habíamos vivido con la gente porque teníamos una gran empatía con esta selección desde las eliminatorias (rumbo a Estados Unidos 94). La gente estaba metidísima y, la verdad, con esta selección hubo una empatía maravillosa que desde el principio Entonces, como que había mucha relación entre la gente y los jugadores. Fue muy padre ver a todos los mexicanos allá (en Ecuador) apoyando. Se fue haciendo esa empatía hasta la final contra Argentina”, explica Alberto García Aspe.
“Esa selección, sí te lo puedo decir, de todas las selecciones en las que participé fue donde mayor empatía se tuvo”, presume.
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