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21, marzo 2023 - 22:19

┃ Elihu Llano

Jack Pfeffer, el hombre que casi 'destruye' la Lucha Libre al revelar que todo 'estaba arreglado'. | Foto: Cortesía

En la actualidad, el concepto de ‘kayfabe‘ es muy cuidado en la industria de la Lucha Libre, pues se refiere a la línea que separa lo pactado en los vestidores previo a los combates y lo que sucede en el mundo real, algo que también es conocido como ‘la cuarta pared’. Sin embargo, hubo un hombre que rompió esa brecha por primera vez durante la década de los 50 y 60 por una traición de sus compañeros.

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Originario de Varsovia, Polonia, Jack Pfefer fue uno de los promotores independientes que revolucionó la forma de realizar wrestling, ya que empezó a ver el negocio como un espectáculo idéntico al teatro y no sólo como contacto físico y técnico entre los participantes.

Pfeffer creció bajo el control del imperio ruso y fue parte de la emigración de Europa del Este tras la segunda guerra mundial, inclusi se escondió en la sala de calderas de uno de los barcos que partieron rumbo a Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades de crecimiento personal y profesional.

En un principio, Jack trabajó como gerente en promociones de artistas y luchadores a mediados de la segunda década del Siglo XX, hasta que consiguió el suficiente poder económico para mudarse a Nueva York y aliarse con Jack Curley, uno de los promotores más reconocidos de aquel entonces.

Rápidamente se hicieron con el poder de los talentos que daban shows en la Costa Este del territorio norteamericano. Su visión fue tal que no tenía problema con compartir talento con otras promociones de Lucha Libre, ya que lo veía como una manera de crecimiento mutuo y, sobre todo, para la industria.

La revelación de Jack Pfefer que casi destruye la industria del Pro Wrestling

Los negocios marchaban a la perfección y Pfeffer parecía ser el heredero de todo el territorio e imperio de la Lucha Libre en la denominada ‘gran manzana’, pero una disputa contractual en 1932 provocó que sus dos mayores aliados y también promotores, Curley y Londos (es decir que también eran propietarios de la carta de varios luchadores para realizar shows); deterioraran el territorio de Nueva York por falta de talento de renombre en las arenas.

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Pfefer abandonó a Curley (su primer aliado) a favor de la promoción de Londos a principios de 1933, pero en noviembre de ese mismo año, se firmó un acuerdo de paz entre el grupo de la Costa Este del mismo Curley y la ahora nueva alianza entre los agentes Tom Packs y Jim Londos. O sea que las ganancias económicas iban a ser equitativas para el resto de las agrupaciones y Jack Pfefer quedó de lado y sin ningún socio, mientras la nueva coalición se apoderaba del mercado.

Completamente enfurecido, Pfefer acordó una entrevista con el periódico New York Daily Mirror, en la que reveló que todo en la Lucha Libre estaba planeado: los resultados, las secuencias de movimientos, las intervenciones de una superestrella en determinado combate, etc.

Pese a que ya habían sospechas de la prensa de aquellos años sobre la teatralidad de la Lucha Libre, la entrevista tuvo impacto nacional y entonces los medios deportivos dejaron de cubrir los eventos, se consideró a esta disciplina como “no legítima” y el interés de la fanaticada se redujo al punto en que la industria -al menos en Nueva York– casi desaparece.

Pfefer trató de seguir vigente en el negocio pero ahora al mezclar las obras de teatro con la Lucha, es decir, con personajes extravagantes de novelas e historias exageradas, además de promover la categoría femenina y los combates de enanos.

No obstante, su cometido falló, ya que nunca se pudo poner a la par de sus antiguos socios y fue relegado al segundo plano en relevancia y peso entre promotores, así que se dedicó al monitoreo y entrenamiento de jóvenes promesas (Buddy Roggers, Bruno Sammartino, Fabulous Moolah, etc).

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Finalmente, en 1967 se retiró del negocio y pasó el resto de su vida en un asilo de ancianos en Massachusetts, hasta su muerte en 1974.

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