Todo o casi todo se ha dicho sobre Edson Arantes Do Nascimento, mejor conocido como Pelé, considerado por muchos como el mejor jugador de todos los tiempos, pero que fue rechazado por los principales clubes de futbol brasileño al inicio de su carrera profesional, hasta que en 1956 fichó por el Santos, del que se convirtió en todo un símbolo.

TE RECOMENDAMOS: Pelé, su escándalosa relación con Xuxa y otros amorios de Edson Arantes Do Nascimento

Faltarían páginas para contar las más de mil anécdotas que el único futbolista con tres Copas del Mundo protagonizó, entre ellas acontecimientos desafortunados que, contrario a lo que podría esperarse, lo impulsaron, como el hecho de que su padre había sido un futbolista de poco renombre, que se retiró prematuramente debido a una lesión. 

“Mi madre me dijo que no jugara futbol porque mi padre jugaba, se lesionó y no podía mantener a la familia”, reveló Pelé, años después.

Mientras aprendía a controlar el balón, Pelé se ganaba la vida como limpiabotas. Así fue hasta que, con 15 años, llegó al Santos, el equipo de su vida.

Una auténtica historia de amor y lealtad fue la que escribió con el Santos, al que prácticamente defendió a lo largo de su carrera profesional, entre 1956 y 1975. 

Todo comenzó cuando firmó su primer contrato profesional con el Santos, a cambio de 6 mil cruzeiros al mes, que era menos de dos salarios mínimos.

Un mes después el Santos fue invitado por la Alcaldía de Santo André para disputar un partido con el que se festejó el Día de la Independencia de Brasil.

Pelé fue convocado para el encuentro ante el Corinthians de Santo André, un equipo amateur; entró de cambio y anotó un gol, que no fue tomado en cuenta al tratarse de un amistoso. 

Su debut oficial fue poco después, el 7 de septiembre de 1956, ante el Cubatao, en un partido en el que nuevamente anotó un gol.

Era el minuto 60 cuando la voz del ya inexistente estadio Américo Guazelli, en el barrio de Vila Alzira, anunció que Emmanuele Del Vecchio, una de las figuras del equipo, dejaría la cancha para ser reemplazado por un tal Gasolina, como entonces se le conocía a Pelé, un apodo que recibió en el vestuario del Santos debido a su gran rapidez.

Era sólo un niño en un equipo que contaba con jugadores destacados como Edú Manga, Urubatao Calvo Nunes y José Ely de Miranda, conocido como Zito.

Era un desconocido, incluso para los aficionados del campeón de Sao Paulo de 1955. Delgado, bajo y tímido, pero muy rápido con el balón, no tardó en cambiar el transcurso del partido gracias a su descaro, que dio paso al jogo bonito del Santos.

Al minuto 81 llegó el primero de sus 643 goles con el Santos a lo largo de 19 años. Fue una jugada antológica que mezcló magia y potencia. El partido terminó con la goleada de 7-1 en favor del Santos.

Su capacidad goleadora comenzó a llamar la atención, principalmente con sus saltos eternos, y su peso en una plantilla aumentó hasta traspasar fronteras y la selección brasileña no dudó en convocarlo para descubrir al mundo a su joven promesa. 

TE PUEDE INTERESAR: Pelé, el único en levantar tres Copas del Mundo: así fue su recorrido en las justas

Pelé era ambidiestro, definidor por excelencia, con gran capacidad de pase y siempre leal al Santos, en el que jugó casi toda su carrera, para decir adiós a las canchas con el Cosmos de New York.

Pelé jugó su último encuentro profesional el 1 de octubre de 1977, en el estadio de los Gigantes, frente a una multitud y ante el club de sus amores, con el que jugó el segundo tiempo.

EL DÍA QUE PELÉ FUE PORTERO

Una historia poco contada relata el día que Pelé jugó como portero y con sus atajadas llevó al Santos a una final del Campeonato Brasileño. 

Fue el 4 de noviembre de 1959, frente al Gremio, cuando Gylmar dos Santos Neves vio la tarjeta roja al minuto 87. Entonces, el partido estaba a favor del Santos, con marcador de 4-3, y Pelé, quien había anotado un triplete, se puso los guantes y, sin temor, logró frustrar los intentos del rival. 

“Pelé usó una camiseta negra e hizo unas salvadas fantásticas para mantener el resultado. Fue un buen portero, liviano y flexible, como si pudiera volar”, dijo en aquel entonces su compañero Pepé.

Recibe vía WhatsApp todas nuestras noticias deportivas, manda la palabra ALTA en este enlace