Tláloc. Thor. Ninguno lo quiso. El Dios de la lluvia y el Dios del Trueno arremetieron con fuerza en el estadio Azteca y provocaron que se suspendiera el juego amistoso entre América y Atlante. Los aficionados azulcremas llegaron en buen número, a ninguno le importó que fuera mitad de semana o la inminente lluvia. El coloso de Santa Úrsula presentó una buena entrada, es cierto que los boletos fueron gratuitos, sin embargo, la respuesta sobrepasó lo presupuestado. Los aficionados amarillos presienten un nuevo título, por eso se juntaron en grandes cantidades para estar cerca de sus ídolos.

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La tormenta se presentó minutos antes del juego, los vendedores de impermeables hicieron su agosto: “De a 20 pesos, de 20 a pesos”, gritaron, la gente corrió a comprarlos como pan caliente.
Las filas fueron largas. La gente soportó la lluvia con tal de entrar al estadio. La tormenta se detuvo momentáneamente, pero solo fue para tomar fuerza.

Los jugadores salieron al campo, calentaron y luego inició el partido. El agua volvió a aparecer.
Fernando Ortiz puso a Guillermo Ochoa, Sebastián Cáceres, Bruno Valdez, Miguel Layún, Emilio Lara, Pedro Aquino, Alejandro Zendejas, Jonathan Rodríguez, Roger Martínez, Federico Viñas. El Tano se tomó enserio el partido.

Atlante era un buen sinodal. Los Potros de Hierro galopan en la parte alta de la tabla general en la liga de Expansión.

El partido iba en el minuto 15, en ese instante los jugadores entraron a los vestidores tras presentarse la tormenta eléctrica. El sonido local informó que el juego estaba suspendido momentáneamente.
La lluvia no se detuvo, al contrario, fue más fuerte. Los truenos se escucharon con fuerza.

El sonido local volvió a sonar. El partido estaba cancelado definitivamente.

“Gracias afición americanista, pero debido a las condiciones climatológicas, el juego está cancelado. Les agradecemos su presencia. Tenemos que desalojar el estadio”, anunció.

La gente comenzó a abandonar el inmueble. Los medios de comunicación también salieron. Lo que era una fiesta terminó en un juego inconcluso.

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