En una de las máximas de cualquier deporte de conjunto, ningún jugador es más importante que la franquicia. Pese a que los Seahawks perdieron en la temporada baja a su líder Russell Wilson, demostraron que el espíritu combativo de los últimos años no era sólo obra de su quarterback, sino también del equipo.

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Eso les permitió llevarse una sorpresiva victoria 17-16 sobre los Broncos y demostrar que no están tan perdidos como se creía.

Cuando nadie daba nada por los Halcones Marinos, el conjunto de Pete Carroll, comandado por un buen Geno Smith, le puso las cosas difíciles a los Broncos.

Desde la primera serie ofensiva, el mariscal de campo salió enchufado y encontró a su ala cerrada Will Dissly en un pase de 24 yardas para abrir el marcador.

Russell Wilson, viejo conocido de cada rincón del Lumen Field, tardó en entrar en ritmo y encontrar a sus receptores, aunque apoyado en las alas cerradas y el ataque terrestre protagonizado por Javonte Williams y Melvin Gordon pudo mover el ovoide para que McManus recortara la desventaja con un gol de campo de 30 yardas.

Fue hasta el segundo cuarto cuando finalmente los Broncos mostraron algo de lo que podrían ser, en un pase a Jerry Jeudy que quedó algo corto, pero que rindió frutos gracias a la velocidad del receptor para escaparse 67 yardas y llegar a las diagonales.

Con el marcador empatado 10-10 gracias a un gol de campo de Jason Myers y pese a perder a su líder Jamal Adams debido a una lesión de rodilla, la defensa de los Seahawks se creció en zona roja, al forzar dos fumbles cuando los Broncos amenazaban con anotar.

Geno Smith, sumamente preciso a lo largo de la noche, al completar 23 de sus 28 pases, aprovechó los regalos y la poca contundencia de su rival para encontrar a Colby Parkinson en la zona prometida y sacar ventaja en el marcador.

Aunque los Broncos trabajaron en la remontada y se acercaron con dos goles de campo, su intento se frustró en la última serie, cuando no lograron poner a McManus en una mejor posición y el pateador intentó un gol de campo de 64 yardas para la victoria, el cual no fue bueno. Seattle apeló a su espíritu para llevarse un sorpresivo triunfo.