Marco Montoya

FOTO: Maddie Malhotra | AFP

Los Bills se cobraron las cuentas pendientes que tenían ante Patriots y ahora para ser los campeones divisionales dependen de sí mismos. Buffalo doblegó 33-21 a Nueva Inglaterra en Foxborough.

Si hay un recinto en el que cuesta trabajo sacar victorias en diciembre ese es el Gillette Stadium.

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Josh Allen se echó a su equipo al hombro, encabezó el ataque por aire y tierra. Cobró revancha tres semanas después de la dolorosa derrota en su primer enfrentamiento.

El quarterback sumó 314 yardas a través de la vía aérea y agregó 64 más corriendo, conectó tres envíos de anotación, el último de ellos a Dawson Knox para congelar las aspiraciones de remontada por parte de Nueva Inglaterra.

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La sorpresa del día fue Isaiah McKenzie, el receptor de los Bills se convirtió en un dolor de cabeza para el perímetro de los Pats, atrapó 11 de los 12 pases dirigidos a su dirección para 125 yardas y también consiguió un touchdown.

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Del otro lado, Mac Jones tuvo una discreta participación, nuevamente las esperanzas de los Patriots dependieron de lo que pudiera hacer su juego terrestre, Damien Harris respondió con tres anotaciones, esta vez fue insuficiente el dominio por tierra.

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