BRIAN SALES

El futbol siempre ha sido, es y será un reflejo de la sociedad. En casos especiales, los movimientos sociales que suceden en las calles llegan a un campo de futbol de una u otra forma. Está el caso de Ayotzinapa, donde algunos jugadores festejaron sus goles, a manera de protesta por lo que sucedió, con un cuatro y un tres en sus manos. Ahora, con el feminismo como estandarte, surgió la barra feminista entre un gremio cerrado y complicado del futbol mexicano.

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“Hay gritos de homofobia y esta barra es un espacio para decir y demostrar que hay otras formas de ser afición, que viene desde el respeto y reconocimiento de su trabajo como mujeres en el deporte. Es un espacio que se han ganado y que cuesta”, explicó Sánchez.

Aunque se centran, por ahora, sólo en la femenil, ya lograron hacer eco entre las mujeres que pertenecen a La Rebel, grupo de animación del primer equipo de los Pumas. ESTO logró hablar con Yareli Ramos y Andrea Vázquez, dos aficionadas que coinciden en el hecho de que es buena iniciativa, sobre todo porque sus consignas necesitan ser escuchadas y el futbol es una vitrina importante para dicha causa. 

“Por el lado de igualdad, está bien. Si se apoya a los hombres, también se debería apoyar a las mujeres como tal. En el aspecto de la femenil, el tema de los sueldos es importante. No ganan lo mismo que los varones y siento que, en muchas ocasiones, ellas ponen más entrega en la cancha. Para el club, creo, es mala imagen”, mencionó Yareli Ramos, fiel aficionada que no falta a ningún partido y que hace la mayoría de los viajes cuando los universitarios juegan a lo largo y ancho del país.

“Se me hace un buen movimiento, sobre todo para que las jugadoras tengan más apoyo. Principalmente para que las puedan apoyar más con el tema económico y los problemas que tienen y que a cada rato salen a la luz”, mencionó Andrea, quien, al igual que su amiga inseparable, lleva años alentando a los Pumas de local y hasta de visitante.

Y aunque coincidieron en lo positivo de la idea, las opiniones se dividieron cuando se les consultó si en algún momento acompañarían a la barra feminista en algunas de sus apariciones en partidos de la femenil. Yare aseguró que las apoya, pero no participaría. Por su parte, Yeye, como la conocen en la barra, no mostró ningún problema en sumarse cuando se le presente la oportunidad.

Yo me quedaría en donde estoy. Me limito y me quedo a lo que vengo, que es apoyar al club y todo por estos colores”, dijo Ramos. “Estoy bien en donde estoy, pero, si se puede en algún momento, claro que sí. Insisto, es una buena causa y no tendría ningún problema en sumarme”, afirmó Vázquez.

Al ser mujeres, dado el contexto y la mala fama que tienen las barras en el balompié nacional, cualquier ajeno pensaría que son propensas a pasar malos momentos, ya sea por violencia entre porras o por hombres de la misma barra. Contra todo pronóstico, aseguraron que jamás han sufrido algún tema de acoso, molestia o incluso violencia física por parte de los integrantes de la barra, independientemente de que son los que ocupan la mayoría dentro del grupo de animación.

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“Por lo general, nunca se ve ese tema de acoso. No me pasa que me molesten o que me agredan físicamente. Todo normal, como debería de ser. En ocasiones me siento segura. Por ejemplo, cuando viajas con los de la barra, te protegen y no te dejan sola. Como vas con ellos, te regresas con ellos. Realmente, en mi experiencia, por lo que viví, es seguro para mí”, dijo Yareli.

“Llegué cuando tenía como 14 o 15 años. Siempre me han tratado de maravilla. Los hombres crean una red de apoyo para las mujeres cuando se ponen las cosas feas y siempre tienen una consigna de protegernos. Están al pendiente cada vez que venimos o que vamos de viaje a algún lado”, remató Andrea.

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