24, noviembre 2021 - 11:10
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FOTO: MEXSPORT
Pocos deportes retratan de manera tan clara la fortaleza del ser humano como la halterofilia. La imagen de la mexicana Aremi Fuentes con los brazos en alto, en perfecto equilibrio luego de levantar los 138 kilogramos que le exigía el envión, representa toda una vida de trabajo. La medallista de bronce en la categoría de los 76 kg en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se soñó colgándose una presea y este domingo ese sueño se hizo realidad.
¡Gané una medalla para mi país! ?? pic.twitter.com/Yzf9pwOdZT
— Aremi Fuentes (@ZavalaAremi) August 1, 2021
Los Juegos Olímpicos tienen esas cosas, que contagian, así como Fuentes soñaba con ese momento, su participación en tierras niponas inspirará a nuevos atletas. Es la ley del deporte. “El año pasado tuve un desgarre en las piernas, pero por la pausa que nos dio el Covid-19 pude recuperarme, también padecí lesiones en la rodilla y paré meses. Sin embargo seguí con la mentalidad positiva, pues un día vi una medalla olímpica por televisión y dije yo quiero una de esas”, dijo la halterista, minutos después de colgarse el bronce.
Aremi Fuentes nació en Tonalá, Chiapas, pero los caminos de la vida la llevaron a Mexicali. Inquieta desde pequeña, buscó a través del deporte cumplir con sus sueños. El levantamiento de pesas no siempre estuvo en su mente, Fuentes comenzó en el atletismo, le gustaba saltar vallas, trabajaba fuerte para pelear por una medalla nacional, sin embargo, los resultados no se daban. Entonces, un entrenador cubano le vio cualidades para la halterofilia.
“Estaba entrenando, haciendo saltos con vallas y en eso llegó un entrenador cubano y me dijo que me veía mejores condiciones para ser halterista. ‘No te puedes a imaginar hasta dónde puedes llegar’, me dijo. Y me marcó eso, como niña me marcó”, explicó Fuentes en una entrevista publicada en el Diario de los Deportistas el pasado 23 de julio.
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Las palabras del entrenador surtieron efecto, Aremi buscó una oportunidad en el levantamiento de pesas, sin embargo, primero tuvo que convencer a sus papás de que era una buena oportunidad.
“Mis padres me dijeron que no. Estuve rogándoles para poder corroborar si era verdad o no, o lo que me decía el entrenador”, dijo Fuentes. “A los dos años por fin me dan permiso de practicar halterofilia y en el 2007, con seis meses de entrenamiento, fui medallista nacional de bronce. Eso me marcó muchísimo más para seguir trabajando”, contó la halterista de 28 años.
Una vez que Fuentes comenzó a levantar pesas no hubo quien la frenara. La mexicana tuvo buenas participaciones en Juegos Centroamericanos, donde ganó bronce en Guadalajara 2011 y Toronto 2015. En Juegos Panamericanos, Aremi se colgó la plata en Lima 2019, un buen preámbulo para el bronce que conquistó en sus primeros Juegos Olímpicos.
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EL COVID 19 LO COMPLICÓ TODO
A sus 28 años, Aremi Fuentes llegó a Tokio 2020 como una halterista experimentada. Luego de no poder clasificar a los Juegos Olímpicos de Rio 2016, trabajó con fuerza en el proceso. Tanto fue su crecimiento que la medalla no fue una sorpresa, incluso estaba dentro del presupuesto.
Como a todo, la pandemia dificultó los procesos, incluso, a principios de 2020, una fuerte enfermedad respiratoria después de una competencia en China mermó su rendimiento. Nunca supo si fue Covid-19 o no, entonces una enfermedad desconocida.
“Me enfermé al regresar de China estuve 10 días, me dio una gripe, de hecho con los mismos síntomas del coronavirus, si me dio o no, ya no me va a volver a dar. Me puse muy mala, bajé mucho de peso, de hecho tuve que venir al Comité Olímpico a que me checaran porque me faltaba mucho el aire”, reconoció al ESTO en febrero de 2020.
Una vez recuperada, Aremi trabajó desde casa. Como todos los atletas, adaptó sus entrenamientos para no perder la forma. Además de la cuestión física, había que reforzar la mental, no caer en desesperación ante el aplazamiento. Incluso, los meses de espera los aprovechó para superar algunas lesiones y ponerse a punto. Finalmente Tokio llegó y con él una medalla histórica. “Siempre trato de llevar el nombre de México en alto y así lo haré en las próximas competencias que tenga”, advirtió la halterista.
SORAYA JIMÉNEZ, UNA REFERENTE
Tuvieron que pasar 21 años para volver a ver a una mujer mexicana en el podio, cuando Soraya Jiménez ganó aquel oro histórico en Sídeney. Damaris Aguirre y Luz Acosta también se colgaron el bronce en Beijing 2008 y Londres 2012, respectivamente, pero su situación fue distinta, las medallas les llegaron años después, una vez que sus contrincantes fueron sancionadas por dopaje.
“Siempre han sido una inspiración para mí, en algún momento entre con ella y lo hacía con en la mentalidad de poder subirme al pódium para disfrutar este momento, incluso entrené un mes y medio antes en el gimnasio de Soraya porque de verdad me inspiraba muchísimo con todo lo que ella había hecho, de verdad algo brutal”, dijo la medallista.
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Finalmente, mandó un mensaje a todos los mexicanos que no dejaron de alentarla: “Estoy muy agradecida por haberse desvelado y seguirme en este camino, agradezco a todo mi país, mi México lindo y querido por el apoyo que me han brindado, sus mensajitos, sus buenas vibras, siempre los llevó conmigo y créanme que siempre trato de poner el nombre de México muy alto”, remató.
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