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Mira

23, julio 2021 - 18:52

┃ José Ángel Rueda

NOTTA TSUBATA

Foto: @Olympics

La imagen de la boxeadora japonesa Arisa Tsubata mientras entrena en una caminadora durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 es también la imagen de la enfermera japonesa Arisa Tsubata mientras entrena en una caminadora durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La figura de la boxeadora/enfermera representa a la perfección la historia de muchos seres humanos durante los últimos 17 meses, en los que la vida ha cambiado por completo, y muchos sueños han quedado suspendidos.

Arisa Tsubata, de 27 años, es una enfermera que todos los días, desde un hospital en Japón, lucha con fuerza para combatir la pandemia del Covid-19, sin embargo, apenas en enero del 2020, cuando el mundo era otro, trabajaba afanosamente para conseguir un boleto dentro del equipo de boxeo que participaría en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

La irrupción de la pandemia complicó las cosas, sin embargo, Tsubata no dejó de intentarlo. De tratar a personas con cáncer paso de un día para otro al vértigo de la salas de coronavirus, donde cientos de personas llegaban infectadas, víctimas de las diversas olas que ha sufrido Japón desde que comenzó la pandemia: “Siempre nos enfrentamos al riesgo de una infección en las instalaciones sanitarias. Mis compañeros y yo hemos trabajado con el estrés añadido de poder quedar contagiados”, reconoció Tsubata a la agencia AFP.

Tsubata trabajó fuerte y por algunos meses fue capaz de combinar sus entrenamientos con las jornadas maratónicas en el hospital. Incluso, cuando vio que sus posibilidades eran reales, se enfocó plenamente en ganarse un puesto. La mala noticia es que debido a las afectaciones en el calendario por el Covid-19 las clasificadas entraron por ranking, y Tsubata no estuvo entre las elegidas, por lo que el sueño de participar en unos Juegos Olímpicos tendrá que esperar.

POR CASUALIDAD

Arisa Tsubata llegó al boxeo de casualidad. Como muchas otras personas, a los 18 años decidió practicar algún deporte con la intención de mantenerse en forma, o simplemente distraerse. El boxeo fue el elegido, sin embargo, resultó que era buena, tanto que ganó el campeonato japonés, situación que le valió para ser convocada al equipo nacional. La posibilidad de vivir unos Juegos Olímpicos en casa le ilusionaba. Talento tiene para soñar en grande.

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Su presencia en la ceremonia de inauguración representa un homenaje a todas aquellas personas que han batallado contra la enfermedad que llegó para revolucionar el mundo, pero también a todos los deportistas que, pese a todo, nunca dejaron de intentarlo. Aunque no podrá estar arriba del ring, el mensaje que dio en su intervención es poderoso. Más allá de que aún no lo sabe, porque no depende de ella, París 2024 está en el horizonte. “No puedo decir que esté apuntando a las próximos Juegos Olímpicos en París, pero lo que puedo hacer es tratar de seguir trabajando duro paso a paso, en cualquier competencia por delante, pequeña o grande”, explicó la boxeadora.