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13, abril 2020 - 2:04

┃ Guillermo Martínez

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 POR GUILLERMO MARTÍNEZ GONZÁLEZ

La melodía “Verano”, de Vivaldi, se escucha en el interior de su casa.

Los dedos de Valeska Velasco se mueven magistrales sobre el piano, pero algo la inquieta, constantemente voltea su mirada hacia el patio, ese sitio donde tiene un carril de 60 metros y entrena breves saltos de altura.

Es una niña de 14 años de edad que tiene la marca mexicana Sub-18 en salto con pértiga, de 3.85 metros. Este año deseaba llegar a los cuatro metros, pero por el problema del Covid-19 tuvo que suspender sus entrenamientos e instalar un gimnasio en su casa para no dejar de entrenar.

Tal vez la melodía “Verano” le recuerda que los Juegos Olímpicos se llevan a cabo en esa época del año, o se imagina a su ídolo Yelena Isinbáyeva saltar y ser admirada por sus logros. Ni sus papás saben en qué piensa Valeska cuando hace una de sus múltiples facetas.

“La verdad, está entrenando entre un 70 a un 80% del nivel en que estaba, que no es nada malo, le acondicionamos el jardín con espalderas, poleas, barra fija, cuerda de fuerza, barras paralelas para fondos e imitaciones, banca para press de pecho, barra para cargar peso, todo esto sirve para el trabajo de gimnasio. En donde está la deficiencia de 30% es en el trabajo de salto con garrocha, presentación para salto, carrera de velocidad de más de 80 metros y campo, esperemos que cuando se mejore esto, ella pueda llegar entre un 60 a un 70% de nivel y le cueste menos recuperarse al 100”, dice orgulloso su papá, Enrique.

Por un momento se detiene la melodía, la pequeña hace sus ejercicios y en un descanso, la imaginación vuela sobre su mente y se pone a dibujar. Está inquieta, su pasión es el atletismo y, aunque está todavía es pequeña, quiere conquistar las alturas, ese sitio donde se siente libre al surcar el viento.

“Ella dice que le preocupan sus tiempos, ya que deseaba mejorar su marca personal. Además de que estaba considerada por su entrenador, Edgar León, para una gira por Europa entre los meses de julio y agosto. Pero con esto del virus se ha complicado todo”, comentó su progenitor.

Valeska ama aterrizar en el colchón, después de lograr sus saltos. Ha competido con atletas más grandes que ella, porque no se pone límites. Su meta es seguirlas y alcanzarlas para mostrar esa energía que la caracteriza.

“Mi hija comenzó a patinar desde los 3 años 8 meses de edad, hasta que cumplió los 11 años e inició en el salto de longitud. Pero un día vio el salto con garrocha, se probó y desde ese momento no ha dejado esta disciplina. Siempre tiene en la mente llegar a romper una marca mundial y lograr alcanzar los 5.20 metros, como Isinbáyeva, en unos Juegos Olímpicos”, platicó don Enrique que, junto a su esposa María Luisa Arana, hacen todo por cumplir los sueños de su única hija.

La pequeña también monta a caballo, algo que espera pronto hacer, mientras tanto, vuelve a continuar con sus entrenamientos, no pierde detalles de su técnica. Ahora, ensayar la música de Vivaldi esperará para otra ocasión, Valeska quiere mejorar su marca para responder al apoyo de sus padres.

 

 

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