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19, diciembre 2019 - 0:31

┃ Alejandro Alfaro

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Miguel Herrera y Antonio Mohamed son dos de los personajes más particulares del futbol mexicano. Sus carreras han sido casi paralelas, al grado de compartir equipo en aquel memorable Toros Neza que llegó a la final en 1997.

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En aquel entonces, se volvió común verlos con máscaras, cabello pintado y en la práctica de un futbol rebelde en su estilo, mismo que cautivó a propios y extraños a finales de dicha década.

Frontales, extrovertidos y con un carisma evidente, los dos llevaron esa rebeldía del campo al banquillo, toda vez que empezaron sus carreras como entrenadores con poco margen de diferencia; el Piojo lo hizo con Atlante en el 2002, mientras que el Turco emprendió lo propio con Zacatepec un año más tarde, en el 2003.

El andar de ambos en la dirección técnica no fue sencillo, tuvieron que picar piedra para llegar a donde se encuentran. Y es que en el caso de Tony, batalló para encontrar el equipo donde pudiera despuntar como estratega; Zacatepec y Morelia fueron sus primeros intentos, pero no pasó nada. Tuvo que ser en su amado Huracán en donde la mano de su obra empezaría a notarse con el ascenso a la Primera División en el 2007.

Sin embargo, fue hasta el 2010 cuando Mohamed daría más de que hablar como técnico; su trabajo llevó a Independiente de Avellaneda a coronarse como campeón de la Copa Sudamericana, logro que lo colocó un año después en Tijuana, para darle a Xolos el éxito más grande en su corta historia con el campeonato de Liga en el Apertura 2012.

Su estilo de juego definido y los laureles cosechados llevaron a Antonio hasta el Nido de Coapa para sustituir ni más ni menos que a un viejo conocido: Miguel Herrera, quien se iba a dirigir la Selección Mexicana.

El reto no era menor y Mohamed lo asumió. Las cosas no le fueron sencillas, su proceso terminó lleno de polémica, pero con el título del Apertura 2014 en la vitrina y la frase de “les dejo la copa, pero me llevo mi dignidad” para la posteridad.

Monterrey, Celta de Vigo y Huracán vinieron después para el Turco, aunque no con las mismas mieles del triunfo de su lado. Solamente una Copa MX con La Pandilla y dos finales perdidas, aunque ahora que volvió por la revancha, está cerca de sumar un nuevo trofeo.

Mientras eso sucedía con el argentino, el Piojo Herrera hacía lo propio desde su trinchera. Atlante fue el primer equipo que dirigió y de inmediato sus Potros se identificaron como un equipo ofensivo, de propuesta, alegre para jugar, y aunque su proceso tardó en cuajar, un año después de tomar las riendas, los azulgranas ya eran un competidor en la parte alta de la tabla y se metieron tres veces a la Liguilla, alcanzando en una la semifinal.

Rayados sería la segunda parada de un Herrera con un ascenso exprés en el banquillo. Al igual que con Atlante, el estilo de juego que Monterrey practicaba seducía al verlo. Los goles y el espectáculo estaban garantizados, pero el título tampoco llegó. Dos veces se quedó en la orilla al perder finales contra Pumas y Toluca. Tan cerca y tan lejos.

Así como Mohamed vivió momentos complicados en el comienzo de su etapa como entrenador, a Miguel le ocurrió con Veracruz y Estudiantes Tecos. Herrera asumió el reto de tomar a unos maltrechos Tiburones con la encomienda de salvarlos del descenso, cosa que no consiguió. Mientras que con los tapatíos estuvo siempre en la parte baja de la clasificación general en los cuatro torneos que los dirigió.

Para 2012, la historia de Miguel Herrera tomó un giro trascendental. América apareció en su camino para marcarlo de forma permanente.

Tras dos torneos de quedarse en semifinales, el Piojo metió a las Águilas a la final del Clausura 2013, misma que ganó de manera dramática a costa de Cruz Azul. Ese logró lo catapultó a la Selección Mexicana para dirigir el Mundial de Brasil 2014, Copa América 2015 y ganar la Copa Oro del mismo año.

El carácter y la personalidad de Miguel influyeron en su salida abrupta del Tricolor por cuestiones extracancha. Su proceso terminó de forma súbita y un año después, Tijuana le abrió la puerta para volver a dirigir. La confianza recibida el Piojo la retribuyó con dos temporadas seguidas en el liderato general, aunque no le alcanzó para meterse hasta la final. Su ciclo en la frontera acabaría por una propuesta seductora. Coapa lo requería otra vez.

Jurado supera las pruebas médicas en Cruz Azul

Herrera terminó con el mito de que las segundas partes nunca son buenas al coronarse como campeón con los azulcremas por segunda vez. En el Clausura 2018 le volvió a ganar la final a Cruz Azul; además de cosechar la Copa MX del Clausura 2019 y el más reciente Campeón de Campeones.

El destino hoy tiene frente a frente a dos amigos. Un par de rebeldes del futbol que han mantenido su esencia a lo largo del tiempo para consolidarse como técnicos exitosos y que en vísperas del año nuevo querrán llevar a sus clubes una copa más.

MISMAS ALEGRÍAS Y AMARGURAS

Curiosamente, Miguel Herrera y Antonio Mohamed comparten la misma alegría y el mismo sinsabor. Y es que los dos ya saben lo que es ser campeones con América, aunque también han experimentado lo que es perder dos finales con Rayados, ambas en calidad de local. Además, perdieron juntos la final del Verano 97 con Toros Neza ante Chivas.