16, octubre 2018 - 22:24
oasoao
Anfitriones de lujo, Querétaro respondió y La Corregidora se pintó de verde. El cobijo para el cuadro azteca fue total.
México tuvo el respaldo que no fue parejo en Monterrey, los seguidores queretanos agotaron los boletos varios días antes del juego frente a Chile.
El estadio ubicado a los pies del cerro del Cimatario se llenó de playeras con el escudo nacional. Ni la probabilidad de lluvia ahuyentó a los fanáticos.
Familias enteras llegaron a la explanada del lugar. Los niños fueron los más emocionados. No estuvo el “Chicharito”, pero sí su nuevo ídolo, el “Chucky” Lozano.
Parejas disparejas también llegaron al lugar, la Roja atrajo a muchos andinos que radican cerca de Querétaro.
El acento chileno estuvo presente en La Corregidora, su típico “Chi Ch Chi le le le” se escuchó una y otra vez.
Playeras del Colo Colo, la Universidad de Chile y el Everton se vieron en los alrededores del inmueble.
Los andinos presentes les recordaron a los mexicanos el histórico 7-0, pero nunca hubo hostilidad. Todos fueron recibidos con los brazos abiertos.
Los instantes previos al juego transcurrieron entre alegría y emoción. Las banderas de ambos países ondearon en todo su esplendor.
Ya en el interior del recinto, el Himno Nacional se llevó las miradas y los aplausos de los presentes. Una bandera gigante se extendió sobre el césped del estadio y los miles de asistentes entonaron la pieza escrita por Francisco González Bocanegra.
La casa de los Gallos Blancos lució esplendorosa. Verde por todas partes.
Las porras y los cánticos para el Tricolor aparecieron una y otra vez. Lastimosamente también la palabra prohibida por la FIFA.
El juego fue parejo, trabado. La gente lo entendió y a pesar de eso, salió satisfecha. En su campo estuvieron figuras aztecas y andinas. Eso para los presentes valió el boleto.
El Tricolor tuvo un apoyo total. Querétaro es una plaza que siempre responde al llamado de los verdes.