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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

19, marzo 2024 - 4:30

Ya ni polvos quedan de aquellos lodos

Al inicio del presente torneo, el Clausura 2024, de la Liga Mx, se anunció con bombo y platillo el regreso de los hijos pródigos.

Así, el rebaño sagrado, tras arduas negociaciones, informó que Javier el “Chicharito” Hernández, luego de casi 14 años se volvería a enfundar en la rayada casaca de los caprinos.

Por su parte, fueron los esmeraldas del León quienes dieron la noticia de que Andrés el “Principito” Guardado sería contratado como refuerzo.

De esta manera los panzas verdes se convirtieron en el único equipo en la historia universal de nuestro querido deporte en haber contado entre sus filas con tres futbolista s que participaron en cinco Copas del Mundo: Antonio la “Tota” Carbajal”, Rafael Márquez y ahora Guardado.

La gran familia del futbol mexicano se alegró y prácticamente nadie cuestionó los flamantes fichajes y muy pocos pusieron en duda la utilidad que representarían.

Se habló del liderazgo que tendrían en la cancha y en el vestidor. De la orientación que podrían brindarles a los jóvenes futbolistas. Se afirmó que serían un atractivo en la taquilla y hasta de lo que podría representar económicamente la venta de camisetas ¡Sí, Chucha!

Andrés Guardado, con sus 37 años a cuestas ha jugado 222 minutos, en 12 jornadas (de 1080 minutos posibles). Como era predecible, se lesionó, sufriendo un desgarro muscular y es la fecha en que no se sabe cuándo reaparecerá.

Por su parte, el “Chicharito”, con 25 primaveras (ya no se cuece al primer hervor) a penas recuperándose de la ruptura del ligamento cruzado anterior de la rodilla, solamente ha jugado 147 minutos.

A ambos jugadores se le ha visto, en los escasos minutos en que han tenido participación: desencanchados, faltos de ritmo y sin mostrar algún chispazo del talento que antaño desplegaron en la cancha. De que metan un gol, aunque sea por la vía de la pena máxima, ya ni hablamos.

En mi opinión, vinieron a arrastrar el prestigio. Ya no son ni la sombra de esos futbolistas que pusieron en alto el nombre de México, del otro lado del charco, en el viejo continente.

No se supieron retirar a tiempo y por la puerta grande. Quizá les faltó alguien que les aconsejara: “Es mejor irte cuando todos te piden que te quedes; que quedarte, cuando todos te piden que te vayas” … ya ni polvos quedan de aquellos lodos.