Roberto Mansur Galán fue un directivo que apoyó siempre el talento nacional y que vio como peloteros surgidos de la organización de los Diablos Rojos del México brillaron en Grandes Ligas.
Rodrigo López, Víctor Álvarez, Roberto “Metralleta” Ramírez, Esteban Loaiza, Francisco Córdova, por mencionar algunos, llegaron a jugar en el mejor beisbol del mundo.

Roberto fue hijo de Chara Mansur que brilló en la década de los años 70’s con los Cafeteros de Córdoba y tras la huelga de la ANABE, adquirieron a los Diablos Rojos del México que en ese tiempo eran propiedad de Ángel Vázquez. Después en 1994 vendió la mayor parte del equipo a Alfredo Harp Helú, que sigue con la tradición de respaldar el talento mexicano.

Mansur era de carácter fuerte y al principio no tenía muy buenas relaciones con los directivos de la Liga Mexicana del Pacífico.

También fue parte del Comité organizador del Clásico Mundial, donde tuvo infinidad de diferencias con el titular de la Federación Mexicana de Beisbol, Alonso Pérez (qepd), donde además de palabras altisonantes llegaron a los empujones, siendo testigo de ello el entonces mánager tricolor Vinicio Castilla.

Mansur vivió la época del estadio del Seguro Social, donde los escarlatas realizaban sus entrenamientos primaverales sin ninguna restricción a los medios de comunicación. Todo pelotero debía atender a la prensa.

Era común que llegaba al finalizar la práctica y después de saludar y platicar con los medios, tenía una junta con el mánager del equipo. Esa misma política la mantuvo en el Foro Sol.

Varios jugadores de otros equipos le tenían mucho respeto y pese a tener un carácter fuerte dentro del terreno de juego, se dirigían hacia él con mucho respeto, fui testigo en el antiguo estadio Monterrey, como se acercó Adán Amezcua para platicar con él.

En las Convenciones Invernales no podía pasar desapercibido, directivos de equipos de Grandes Ligas se detenían para saludarlo.

Por desgracia siempre fue un gran fumador y eso le trajo complicaciones. Tuvo una operación a corazón abierto, lo que lo obligó a vivir fuera de la altura de la CDMX. Cuando llegaba a venir, en muchas ocasiones lo tenía que hacer de entrada por salida.

Terminó viviendo en la Sultana del Norte en compañía de su familia y se había alejado del mundo del beisbol completamente. Descanse en paz Roberto Mansur Galán.