Por más maromas que finge hacer la institución rojiblanca, el despeinado Rebaño Sagrado no logra salir del pozo a costa de los equipos accesibles y en la sexta jornada tendrá su última oportunidad para al menos ganar un partidito contra los pequeños, cuando reciba al decaído Xoloitzcuintles de Tijuana. En cinco fechas las Chivas apenas vencieron al frágil Santos Laguna y de ahí no han vuelto a ganar. Suman dos empates, ante Gallos y Tigres, además de un par de tropiezos, frente a León y Necaxa.

En lo sucesivo, a partir de la séptima jornada, los tapatíos sostendrán cinco partidos con adversarios de mayor calibre, incluidos Toluca, Pachuca, San Luis, Pumas y América. Así que la preocupación en Verde Valle es mayúscula si consideramos que el aprendizaje ofrecido por el estratega ibérico Óscar García Junyent va lento, y dada la medianía que arrastra el Guadalajara desde hace muchos años, no hay paciencia para garantizarle un torneo de prueba al timonel español, quien para colmo también se perderá los encuentros contra Xolos y Toluca por la suspensión que le aplicaron luego de intentar patear al estelar refuerzo del León, el colombiano James Rodríguez.

Tan extraviado se halla García Junyent que de un juego a otro cambia las caras, esperanzado en encontrar goles, sin la fortuna deseada. En la última contienda el Chicharito Javier Hernández regresó a la titularidad, al igual que Roberto Alvarado. El primero apenas suma 173 minutos, sin goles ni confianza para aunque sea aportar alguno de puro accidente. En el caso del Piojo, éste aún se ve lejos de recobrar su mejor forma, de ahí que la cuota goleadora del equipo se limite a seis dianas. Alan Pulido no tiene para cuándo aparecer siquiera en la banca y Luis Romo permaneció sentado, al no ser empleado por su técnico contra los Gallos.

Pero este festival no es exclusivo de las Chivas, a las que cada vez les queda más holgado el saco de “club grande”. Por lo general los duelos son de escasa calidad. Salvo el América, que luce muy superior al resto, los demás partidos ofrecen contadas emociones, aburrimiento, aunque, eso sí, empujones, clavados (como el que se aventó Uriel Antuna en Toluca), pleitos, revisiones en el VAR, entre un largo etcétera. Pobre futbolito mexicano. No levanta.