El pasado miércoles por la madrugada, en redes sociales, aparecieron en un podcast conocido como la “Triisecta”: Miguel Layun (ex futbolista del América) conversando con Igor Lichnovsky (defensor central de origen chileno) y Kevin Álvarez (lateral mexicano que alinea por izquierda), jugadores del equipo de Coapa.

Se trató de una conversación en vivo realizada desde el hotel de concentración de Las Águilas, en donde se encontraban ya descansando en su habitación Igor y Kevin (de cara al partido de vuelta de la Concachampions frente a las Chivas) y aparentemente Miguel Layún lo hacía desde su casa.

Era una plática coloquial entre amigos; sin embargo, Lichnovsky se tomó el atrevimiento de asegurar que: “todo lo que dicen en el periodismo son roles”. Además, implicó que se ponían de acuerdo para generar la polémica y ganar audiencia: “tú estás de acuerdo, tú no estás de acuerdo, tú tienes dudas y tú haces polémica”. Lo que desató las risotadas de los tres.

Para acabarla de amolar, el zaguero americanista remató diciendo: “Pero, igual los queremos, aunque sigan roles es su trabajo y así se ganan la comida” ¡Órale!

Para qué les cuento, las redes se incendiaron cuando algunos periodistas “se pusieron el saco” sintiéndose aludidos y ni tardos ni perezosos, más rápido que inmediatamente descalificaron no solamente las aseveraciones de Lichnovsky; sino, también a su persona, cuestionando además su calidad como futbolista.

Pienso que no era para tanto; si bien es cierto que el defensor chileno generaliza, también lo es que su comentario no está personalizado y no va dirigido venenosamente sobre algún periodista en particular o al menos no se le nota, solamente de que ya existieran antecedentes de diferencias con la prensa que yo desconozca.

Algunos argumentos para “atacar” a Igor me parecieron “pueriles”, como aquel que cuestiona que “cómo sabe lo que sucede en un programa de análisis balompédico si nunca ha trabajado en los medios”. Sería como cuestionar “cómo te atreves a opinar de futbol (o de arbitraje) si nunca te paraste en una cancha”.

De cualquier manera, debo de confesarles lo tanto que disfruté ver “enojados” a aquellos que de manera inquisidora se sienten los dueños de la verdad; pero, el día que alguien dijo “algo” que se ve que les pegó en lo hondo de su ego, de inmediato respingaron.

Verdad que no es lo mismo ser borracho que cantinero. Con que poquito pinole les dio tos … que susceptibles me salieron.