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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

2, abril 2024 - 6:01

¿Qué nos pasa?

Agonizaba la primera parte del partido Rayados vs Chivas celebrado el pasado sábado en la Sultana del Norte, dentro de la cabalística jornada 13 del balompié mexicano, cuando Gerardo Arteaga fue expulsado por dirigirse al árbitro Adonai Escobedo diciendo “no ma… ca…”, dejando, de manera irresponsable, a su equipo en inferioridad numérica.

La regla de juego, en su capítulo XII, es muy clara, señalando como causal de expulsión: “emplear lenguaje o actuar de modo ofensivo, insultante o humillante”.

Sin embargo, cuando ya no supe si: reír, llorar o materialmente ponerme a rezar fue al escuchar a más de un aficionado, incluso a gente que labora en los medios especializados, no solamente justificar la conducta del defensa lateral regiomontano; sino, criticar al silbante en turno argumentando que “no era para tanto”. “que así es el futbol”. Hágame usted el favor.

No me parece un asunto menor que un futbolista profesional se dirija al garante de la moral del juego empleando un lenguaje inapropiado y ofensivo.

Quizá, quienes pretenden normalizar esta conducta en el terreno de juego será porque en su vida cotidiana se dirigen a sus seres queridos de esa manera. Yo no me imagino hablándole de ese modo ni a: mi mujer, mis hijos, mis padres, mis amigos, mis vecinos ni a la gente que me rodea.

En el mismo orden de ideas, fue lamentable observar un video, que se hizo viral, en donde se puede observar a Ricardo el “Tuca” Ferreti haciendo uno de sus vergonzantes “numeritos”.

La escena, aparentemente, ocurre en el aeropuerto de la Ciudad de México y nos muestra al “Tuca”, hecho un energúmeno, gritonearle al personal de tierra de la línea aérea, demostrando la más ínfima de las educaciones, poca tolerancia a la frustración y nula inteligencia emocional. De pena ajena.

Sin conocer el contexto, puede ser incluso que al ex director técnico le asistiera la razón; pero, en la forma de pedir está el dar y los buenos modales y la compostura no se deben de perder, sobre todo, en mi opinión, cuando eres una persona pública.

Pero, cuando, de nueva cuenta no supe si: reír, llorar o materialmente ponerme a rezar, fue en el momento en se puede escuchar en el citado video a la gente aplaudir el pendenciero comportamiento aquí relatado.

No pretendo rasgarme las vestiduras. Es cuestión de cuna. La educación se mama … ¿Qué nos pasa?