En esta ocasión, estimados lectores del Diario de los Deportistas, con el permiso de ustedes, empezaré por mandarle una felicitación a los Hidrorayos del Necaxa, quienes brindaron un gran partido, saltaron a la cancha “con el cuchillo entre los dientes”, con una digna actuación ¡Enhorabuena!

Continuaré con la frustración personal que me provoca el hecho de que, luego de un excelente partido de futbol, cargado de emociones, hoy, se hable más del arbitraje que de balompié. Así, entremos de lleno al análisis de la última jugada del encuentro, que provocó la polémica que terminó con la calificación de los Tigres a las seminales.

No me parece un asunto menor que la H. Comisión de Árbitros se haya tomado el atrevimiento de designar a Salvador Pérez como VAR, un silbante muy novato, que únicamente ha pitado 7 encuentros en la Liga Mx ¿No tenían a otro elemento más experimentado y mejor calificado?

Hasta el momento en que “saltó la liebre”, la verdad sea dicha el Gato Ortiz estaba realizando un excelente trabajo arbitral; sin embargo, quizá olvidó que “esto no se acaba hasta que se acaba” y que las grandes tragedias arbitrales suelen ocurrir en el mal llamado tiempo de compensación.

Llamó mi atención que el silbante en turno se haya aproximado hasta el liniero para consultarle, de viva voz, el por qué había levantado la bandera, digo ¿Para qué les sirven las diademas intercomunicadoras?

En mi opinión, le faltó al Gato serenidad para tomar la decisión, no precipitarse y pedirle al VAR todas las acciones involucradas desde diferentes ángulos; reconociendo al mismo tiempo que, la labor de los encargados de manejar la tecnología dejó mucho que desear; tanto así que, la jugada importante (cuando Ibáñez le propina una patada sancionable al arquero Unsaín) ni siquiera se la pasaron o al menos, no con la atingencia requerida.

El argumento referente a que “no es falta porque el portero no se quejó de haberla recibido” me parece, además de pueril, carente de algún sustento reglamentario.

Del mismo modo, seguimos extrañando que se den a conocer los audios del VAR; toda vez que, Juan Manuel Herrero, mandamás de los colegiados, prometió que “su gestión iba a estar caracterizada por la claridad y la trasparencia”, lo cual no ha ocurrido, antes, al contrario, muchos hechos y procedimientos han sido cubiertos … por el manto de la oscuridad.