La Selección Mexicana ni siquiera frente a un rival a modo ha podido levantar la cara para, al menos, ensayar una “reconciliación” con la gente. De hecho han sido demasiados asistentes al estadio Cuauhtémoc (dicen que a muchos los dejaron entrar gratis) para tan pobre actuación de un equipo carente de conexión con la tribuna y cuya información sólo gira en torno a escándalos, payasadas y falta de respeto hacia su chamba.

Porque a la suma de parrandas, escasez de talento, exagerado cúmulo de extranjeros, desaparición de ascenso-descenso y, en consecuencia, abandono de entrenadores a clubes de nuestra exótica Liga MX, como Chivas y Pumas, entre otros desatinos promovidos por los propios dueños del balón, continúa la inoperancia futbolística de una oncena que difícilmente recuperará la memoria a corto plazo, que es lo que se necesita para armar un representativo digno con miras al Mundial 2026 a celebrarse en nuestro país, aunque mayoritariamente en Estados Unidos y parte de Canadá.

El sábado pasado, en la tierra de todos los moles, el partido contra los suplentes del Valencia (que de por sí ocupa la posición 18 en LaLiga española) ha servido para exhibir aún más las falencias descritas líneas arriba, además de que el debut de Germán Berterame no ha encontrado el mejor desempeño del jugador ni tampoco el vínculo que se pudiera esper

La pregunta ahora es que si ante las reservas del Valencia apenas han sacado agua del pozo, ¿qué nos espera mañana contra Estados Unidos en el estadio Akron? Claro, se aguarda que ahora el Vasco Aguirre utilice de inicio a sus mejores hombres y las pifias disminuyan a partir de que no podrán jugar tan alegremente como lo intentaron frente a los naranjeros.

Otro detalle digno de comentar es el bajón del switch sufrido por TV Azteca después del primer gol del Tricolor y que duró cerca de 10 minutos, lo que provocó que el propio Luis García, ex seleccionado y analista televisivo, lo resumiera con un comentario sospechosista hacia su competencia: “Si no pueden por las buenas, que prueben por las malas”. ¡Órale!