El anuncio por parte de Abraham Tolentino, presidente del Comité Olímpico de Filipinas, en el sentido de que Manny Pacquiao buscaría estar en los Juegos Olímpicos de 2024 en París (para entonces tendrá 45 años), parecía no ir más allá de una mala idea.

Muchos días después, el legendario pugilista confirmó que tiene esa intención, no obstante estar virtualmente retirado tras perder contra Yordenis Ugás.

El caso de Pacquiao se suma al de incontables peleadores que, agotados sus días de regocijo en el ring, regresan sólo para empañar la que fue una ilustre trayectoria, tanto en imagen como en los fríos números de los récords.

Aunque nadie podrá quitarle el lugar que ya tiene en la historia como ganador de seis cetros del mundo reconocidos por los principales organismos (WBC, WBA, IBF y WBO), Pacquiao arriesgará todo su prestigio en una tarea en la que otros boxeadores con lauros profesionales han fracasado. El experimento en Río 2016 por parte de los pocos que asistieron con esa etiqueta, resultó un fracaso.

En los albores de 2020 se armó un torneo preolímpico, en Guadalajara, del que surgió la selección mexicana que tomaría parte en dos subsecuentes certámenes preolímpicos, en Veracruz y en Buenos Aires, hacia los Juegos de Tokio.

El ejemplo más claro de que una figura profesional se topa con un escollo infranqueable cuando rebasa los límites, en este caso en pos de cristalizar un sueño olímpico, es el de Yésica Nery Plata, la actual monarca universal minimosca del WBC y la WBA, considerada como la mejor de su peso en el planeta.

El 3 de febrero de 2020, en el World Trade Center de Boca del Río, Nery Plata, que había conquistado el primer lugar en el preolímpico de Guadalajara, cayó en el arranque del cuadrangular en suelo jarocho, con lo que se derrumbó el mito de que un muy buen púgil de paga lleva todas las ventajas contra uno amateur.

Yésica cayó por decisión ante Zaida Enríquez, de Tamaulipas, en combate en la división mosca (48-51 kg). Por fortuna, la vida le dio a esta admirable chica la oportunidad de alzarse nuevamente como una reconocida monarca profesional, aunque su palmarés quedó marcado por perder contra una peleadora aficionada. El “Pacman” debería tomar ese ejemplo.