Cuando todo parecía resuelto, ya con los grupos definidos y las fechas establecidas, inesperadamente la FIFA determinó -el viernes pasado- dejar fuera del Mundial de Clubes 2025 al León debido a su hermandad con el Pachuca, lo que afecta el artículo 10 del reglamento del torneo en torno a la multipropiedad.

Aunque La Fiera ganó la edición 2023 de la Concachampions, el organismo rector del balompié mundial resolvió marginar al club mexicano, con todo y que en ninguna regla aplica la retroactividad dado que apenas fue formulada a fines de 2024, mucho después del título conquistado por La Fiera y posteriormente por el Pachuca. Sin embargo, si apelamos a la memoria, la multipropiedad no nació con el Mundial de Clubes. Desde 2012 la Femexfut y la Liga MX conocían el plan de FIFA de erradicar el problema, por lo que en ese entonces nuestros insignes dirigentes pidieron tolerancia a los fifos, dadas las características del certamen local y sus agremiados.

El punto es que tras hacerse los que no saben durante tantos años, ahora se victimizan por el pastelazo, ante la queja del Alajuelense. Obviamente existía el riesgo de que ya con la participación de 32 equipos no habría excepciones.

Hoy los empresarios del futbol pueden alegar que en México no hay suficientes inversionistas que permitan abatir la multipropiedad, al no existir la solvencia necesaria para que haya más equipos, lo que ha frenado el ascenso-descenso. Mas también es claro que actualmente el cuaderno de cargos no lo cumplen ni siquiera muchos clubes europeos, dado el rigor que se ha establecido aquí. En cambio, abre las puertas a que un dueño tenga dos o más equipos, ante la posibilidad de que se dé el conflicto de intereses, al afectar los criterios respecto a la integridad de la competición que reclama el artículo 10 del reglamento del Mundial de Clubes 2025.

Ahora habrá que esperar si el TAS hace eco a sus reclamos, aunque aquí nadie puede sentirse sorprendido. Eso sí, no deja de extrañar que no haya posicionamiento alguno de la FMF ni de la Liga MX. ¿Acaso traen un as bajo la manga?