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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

Fecha

13, julio 2023 - 21:25

Los van a poner a parir chayotes

Con el traspaso del colombiano Julián Quiñones del Atlas al América y con las declaraciones del timonel nacional, el Jimmy Lozano, a pregunta expresa durante la conferencia de prensa, en el sentido de que no tenía contemplado llamar futbolistas naturalizados, incluyendo a la flamante contratación aguilucha y al rayado, Germán Berterame, argentino de nacimiento, se reavivó la polémica respecto a si en la Selección Nacional deberían de participar jugadores naturalizados.

Empecemos por decir que ninguno de los “foráneos” que han reforzado en los Mundiales al equipo de todos ha marcado diferencia:

No es raro escuchar a quienes no tienen inconveniente en que los “extranjeros” jueguen en el Tri, esgrimir el argumento de: “No hay mexicanos de primera y de segunda, los naturalizados tienen los mismos derechos que un mexicano por nacimiento. Estoy completamente de acuerdo en la primera parte de la frase (que no hay de primera y de segunda); pero, en completo desacuerdo en la segunda parte de tan temeraria afirmación.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos le impide a los naturalizados: Contender para la Presidencia de la Republica o para gobernadores de algún estado. Tampoco pueden ocupar una Secretaría, ni integrarse a la Suprema Corte de Justicia, ni formar parte de las fuerzas armadas.

De modo que, no gozan de los mismos derechos (cuestión que, de ninguna manera los convierte en mexicanos de segunda). Sin mencionar que, en el caso de que se ausenten durante cinco años del terruño querido, perderían la nacionalidad, situación que no ocurre con un mexicano por nacimiento.

Pero, incluso, desde el punto de vista balompédico tampoco gozan de los mismos derechos. Me explico, cualquier futbolista naturalizado mexicano que no haya disputado un partido oficial con su “selección natal” puede ser convocado; pero, cuando participa en el torneo doméstico, la Liga Mx con su respectivo equipo, no le permiten jugar como mexicano, con riesgo de incurrir en alineación indebida, según esto porque “no está formado en México” ¡Hágame usted el favor! Digo, no solamente es una incongruencia; sino que, se trata de un acto de “discriminación laboral”. La liga puede tener su reglamento interno; pero, no puede caer en la ilegalidad.

O sea, puedes jugar con la Selección; pero, no eres mexicano para la Liga. El reglamento de competencia (“mañosillo”) no utiliza en ningún momento la palabra extranjero y disfrazan la segregación utilizando el subterfugio de llamarles “jugadores NFM” y menciona que los casos de los naturalizados los tratará el comité directivo. El día que un futbolista NFM se decida a ampararse o se anime demandar judicialmente a la Liga … los van a poner a parir chayotes.