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Eduardo Brizio

2, agosto 2024 - 15:28

Las reglas y los reglazos

Para mí, que era mexicano.

Desde que tengo uso de memoria nuestra historia deportiva ha estado plagada de “honrosas derrotas”, “de cara al sol” y esta vez no ha sido la excepción. En voz de la directora de la Conade, Ana Gabriela Guevara, tuve la pena de escuchar que “ya se han escapado cuatro oportunidades en las que se tenía la esperanza de subir al pódium: dos en clavados, una en gimnasia y otra en surf”.

Aunque debemos de reconocer que en el mar de oscuridad en el que se ha convertido, hasta el momento, la participación de la delegación mexicana, han brillado como una luz refulgente las preseas: de plata obtenida por la judoca Prisca Awiti y la de bronce, en tiro con arco por equipos, obtenida por la triple “A”: Alejandra Valencia, Ángela Ruiz y Ana Paula Vázquez (en el orden en que dispararon sus flechas). Ya no es noticia que el género femenino saque las castañas del fuego y dé la cara por México ¡Vivan las mujeres!

Una magra cosecha en el medallero, hasta el momento de escribir estas líneas, para una delegación compuesta por 107 atletas (62 mujeres y 45 hombres) a la que se pronosticaban 6 preseas.
Lo que me parece inadmisible es que los medios de comunicación quieran “vendernos” como verdaderas hazañas algunas grises participaciones de los nuestros.

Vi un partido de bádminton en el que participó un compatriota, perdió el primer set (por paliza) ganó el segundo, y terminó perdiendo el tercero para, como siempre, “vender cara la derrota” y quedar eliminado ignominiosamente de la competencia. Hasta ahí, todo me parecía “normal”.

Sin embargo, sigo sin poder creer lo que ocurrió a continuación. El narrador en turno no dejaba de ponderar, con voz estridente, el hecho de que el mexicano hubiera “ganado un set”, calificando el hecho como “histórico”.

Todavía por la noche, en el programa televisivo que dedican al resumen olímpico de la jornada, continuaron las alabanzas para nuestro deportista, mencionando que “había hecho historia”. Como dijo el gringo: “no me eche inglés”.

Pero cuando ya no supe si llorar, reír o materialmente ponerme a rezar fue cuando me enteré de sus planes olímpicos. Según esto, dijo que “no iba por una medalla y que tampoco iba a ganar partido alguno; sino que, consideraría haber cumplido un buen papel si lograba ganar un set”.

Se le atribuye al Barón Pierre de Coubertin, principal impulsor de los juegos olímpicos, la inmortal frase: “Lo importante no es ganar; sino, competir”. Dicen que era francés … para mí, que era mexicano.

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