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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

11, febrero 2025 - 6:00

“La burra no era arisca”

Ellos presumen que “son la mejor afición de México” ¡Quiero creerles! O, al menos así lo demostraron al abarrotar el estadio BBVA, para darle la bienvenida a su flamante contratación, el multicampeón Sergio Ramos.

Casi 35 mil almas asistieron al inmueble regiomontano, pagando 100 pesos por cabeza, para vitorear al “Cid Campeador”, quien, aunque lleva 10 meses sin jugar un partido oficial, ha venido a la Sultana del Norte, para conducir a los Rayados del Monterrey a la gloria.

En mi opinión el mediático fichaje nos deja más dudas que certezas. No creo que haya alguien que se atreva a cuestionar los blasones con los que llega a nuestro país; sin embargo, “los dedos miserables que le dieron cuerda a su reloj” obran en su contra.

Según esto, él afirma que le bastarán tres semanas para ponerse en forma y poder colaborar para que los trofeos, ahora, lleguen a las vitrinas de su flamante equipo.

Si Pitágoras o Crónos no mienten, dentro de tres semanas ya estaremos a 1 de marzo y se estará disputando la fecha 10 de la competencia, lo que nos deja entrever que si acaso, podrá “alinear” en 8 encuentros del torneo regular.

Y digo si acaso, porque, a sus (casi) 39 años de edad, suele lesionarse con inusitada frecuencia o al menos así lo atestiguan sus participaciones en las dos últimas escuadras en las que militó: el París Saint Germain (de Francia) y el Sevilla (de España).

Otra de las “dudas” razonables es saber a quién van a sentar o con quién hará pareja en la zaga central el ex merengue. Si van a jugar con línea de cinco, con línea de cuatro y dos contenciones o qué sistema utilizará el timonel argentino Martín Damichelis para evitar que el veterano defensor “no haga agua”.

A mí, me queda la sensación de que “vino a cambiar espejitos por oro”. Ha trascendido que le entregaron hasta las perlas de la virgen para que firmara con “La Pandilla” por un año.

Incluso, se tomaron el atrevimiento de “violar” el reglamento de competencia para cumplirle al nene su “caprichito” de portar en los dorsales el número 93 (como un homenaje al gol con el que el Madrid empató con los colchoneros, para luego, lograr la décima) extendiéndole un “permiso especial”.

Varios de los futbolistas que han llegado en el ocaso de su carrera a México, no han rendido, digo … “La burra no era arisca”.