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Las reglas y los reglazos
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Eduardo Brizio

5, septiembre 2025 - 6:00

Imposibles de cumplir

Según esto, los dueños del balón “ante la incertidumbre” que provocó la pandemia del COVID en el 2020, tomaron la decisión de suspender el ascenso y el descenso durante seis temporadas. Dijeron que se iba a intentar que los equipos de la Primera División se estabilizaran sin tener la presión del descenso y que los de la Liga de Expansión desarrollaran y fortalecieran su infraestructura ¡Sí, Chucha! Nada de eso ocurrió.

Muchos de los clubes de la máxima división ya sin el fantasma de irse al averno de la segunda “se tiraron a la hamaca”, salvando el pellejo cada año (supuestamente) mediante una millonaria multa que, nadie sabe nadie supo, si algún día se pagó, para no descender. Mientras tanto la Liga de Expansión, desalentada por el no ascenso, perdió interés.

Pero, de repente, 10 clubes de la Liga de Expansión “se rebelaron” (aunque las lenguas de doble filo afirman que el autor intelectual de dicha rebelión fue José Luis Higuera) y se quejaron ante el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo, máxima autoridad jurídica en la materia, cuyas decisiones son inapelables en el mundo entero) “exigiendo su tequila y pidiendo su canción”, solicitando que regresara el ascenso y el descenso.

Bueno, originalmente eran 10 clubes los revoltosos; pero, en una de esas, 4 de ellos salieron con que “dice mi mamá que siempre no” y se echaron para atrás, dejando embarcados en la empresa a únicamente seis equipos.

El TAS resolvió que se debe de respetar el acuerdo original de suspender el ascenso y el descenso durante seis años; pero, exigió que, a partir de la temporada 2026-2027 regrese, lo que se puede convertir en una “pírrica victoria” para los rijosos; toda vez que, los dueños del balón pueden poner “la vara muy alta” para los equipos que desean llegar a Primera División solicitando una serie de requisitos para otorgarles la certificación y el derecho a contender por una plaza en el máximo circuito.

Contar con un estadio con capacidad (por lo menos) para 30 mil espectadores, que cumpla con los estándares del terreno de juego, iluminación, vestidores, sala de prensa, servicios médicos, etc. Disponer de instalaciones adecuadas para entrenamientos y casa club. Un fondo de 30 millones de dólares para garantizar su estabilidad económica. Presentar un “plan de negocios”. Contar con fuerzas inferiores de todas las categorías. Y lo más importante, que todos y cada uno de los integrantes del equipo presenten su zapatito del kínder. La estrategia será solicitarles cosas … imposibles de cumplir.

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